El 82 % de las 430 playas arenosas cubanas muestra indicios de erosión y se estima un retroceso de la línea de costa de a un ritmo anual de 1,2 metros, indican estudios del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (Citma) divulgados hoy por medios locales.
Ese retroceso en las zonas costeras, uno de los efectos del cambio climático, puede ser incluso superior en algunos sectores del litoral, según explicó la directora de Medio Ambiente del Citma, Odalys Goicochea.
Cuba está inmersa en un proceso de ordenamiento territorial de sus zonas costeras para protegerlas de las agresiones de la naturaleza y de los seres humanos, y de manera especial para preservar sus playas, señaló la experta.
Explicó que desde hace años, muchas instalaciones se edificaron sobre las dunas, lo que ha contribuido a la destrucción y deterioro de las playas de la isla, situación que ha requerido de diversas acciones como la construcción de los hoteles después de la primera línea de costa.
La directiva del Citma precisó que la protección y recuperación de las playas erosionadas es parte de un plan gubernamental denominado “Tarea Vida”, que recoge diferentes medidas para su restauración y conservación con el propósito de mitigar el impacto del cambio climático.
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El Instituto de Oceanología del Citma reconoce la existencia de un total de 414 playas con una longitud aproximada que sobrepasa los 900 kilómetros del total de las costas del país.
Investigaciones del Citma también han ratificado la desaparición de 10 playas arenosas a causa de la acción combinada del hombre y el efecto destructivo del oleaje de los huracanes y otros eventos.
Entre las playas sometidas a estudios y proyectos de vertidos de arena figura el balneario de Varadero, el principal polo turístico de sol y playas de Cuba, situado a unos 150 kilómetros al noreste de La Habana.
Varadero recibió en 2008, 2009, 2010 y 2012 el aporte de más de un millón de metros cúbicos de arena, que beneficiaron a 11 kilómetros de playa.
Especialistas del Citma sostienen que la erosión es un problema generalizado, provocado fundamentalmente por las acciones incorrectas del hombre, como las construcciones sobre las dunas litorales, las extracciones de arena y la tala de la vegetación costera.
También influyen los cambios del clima, principalmente el calentamiento global y la elevación del nivel del mar.