El equipo catalán, con un hombre más, deja escapar una ventaja de dos goles en un partido en el que fue muy superior.
El Atlético de Madrid firmó en Montilivi una actuación desconcertante, a diez minutos del final, el Girona festejaba una victoria inminente.
El Atlético, 2-0 abajo y con un hombre menos por la expulsión de su mejor jugador, se empeñó en hacer lo más difícil. Unos minutos de furia rojiblanca enfriaron los ánimos locales.
Hasta ese momento, el Atlético había firmado un partido para olvidar, no sólo por el resultado. El equipo de Simeone, siempre recio y fiable, fue atropellado por once hombres mucho más enchufados, que se adelantaron 2-0 en la primera parte con dos cabezazos, seña identidad rojiblanca no hace tanto.
En ambos casos acertó Stuani, que batió a Oblak aprovechando la pasividad de su defensa. Tampoco anduvo fino el Atlético en ataque, entendido como funcionamiento colectivo y no sólo como la prestación de los hombres de arriba. Paradójicamente, sólo se entonó cuando su mejor atacante fue expulsado.
En el tramo final, acortó distancias Correa con un golazo y pudo empatar Vietto. Lo hizo poco después Giménez, con otro cabezazo y una pésima salida de Iraizoz. En la otra meta, al contrario, Oblak marcó la diferencia con un paradón en el 93.