El gobierno del presidente francés Emmanuel Macron prometió este miércoles firmeza en un su proyecto de reforma laboral a pesar de las manifestaciones que el martes sacaron a la calle cientos de miles de personas.
“Vamos a aplicar lo que los franceses nos piden, no vamos a retroceder”, dijo la ministra de Trabajo, Muriel Pénicaud. La nueva ley “contribuirá a hacer retroceder el desempleo”, añadió.
Las manifestaciones del martes reunieron a 220.000 personas en todo el país, según la policía, aunque según el sindicato CGT fueron “cerca de 500.000”.
El sindicato se felicitó de la movilización, similar a la de marzo de 2016 contra una reforma laboral que impulsaba el entonces gobierno socialista.
Para el 21 de septiembre este sindicato ha convocado otra movilización, un día antes de que el texto de ley sea presentado en el consejo de ministros. Sin embargo no participaron ni la CFDT ni FO, los otros dos grandes sindicatos franceses,.
Por su parte el partido Francia Insumisa, liderado por Jean-Luc Mélenchon, prepara una gran manifestación de protesta para el 23 de septiembre.
Tras la movilización del martes, el primer ministro francés Edouard Philippe aseguró “entender” las manifestaciones pero se preguntó donde quedaría la democracia “si protestamos sistemáticamente contra la mayoría parlamentaria”.
La reforma laboral impulsada por Macron incluye medidas para limitar el máximo de compensaciones para los trabajadores en caso de conflicto laboral o la posibilidad de llegar a acuerdos laborales en las empresas de menos de 50 empleados sin necesidad de que haya representantes sindicales.
El objetivo del gobierno es dar más flexibilidad a las empresas y alentarlas a contratar más para luchar contra el desempleo, que afecta al 9,5% de la población activa en Francia, más que la media europea de 7,8%.