Los vendedores de armas de Las Vegas temen la adopción de nuevas restricciones a su negocio tras el tiroteo que el domingo causó 58 muertes y más de 500 heridos, el más mortífero en la historia de Estados Unidos.
El asesino, Stephen Paddock, disparó sobre la multitud con rifles de asalto modificados para que pudieran tirar decenas de balas sin tener que accionar constantemente el gatillo con un dedo.
Paddock estaba en poder de 12 fusiles dotados de un mecanismo llamado “bump stock”, que permite disparar de manera continua hasta vaciar el cargador. Basta con agregar al arma una culata extraíble especial que permite a quien dispara no largar ni un momento el gatillo.
La venta de armas de este tipo está permitida. No así la de armas automáticas, prohibida en Estados Unidos desde los años 1980.
En la ciudad de Las Vegas, en Nevada, uno de los estados más permisivos en materia de venta de armas, pocos comerciantes del sector aceptaron hablar del tiroteo o sobre el arsenal de Stephen Paddock.
“Estoy horrorizado, fue un acto típico de un cobarde, de un loco”, dijo a la AFP Art Netherton, propietario de la armería Briarhawk, uno de los pocos profesionales que conversaron con la prensa.
Netherton se opone a cualquier eventual reforma de las leyes sobre la venta de armas. Se trataría de una “reacción de gallinas”, dijo.
“Hay centenas de leyes en los libros. Si no recuerdo mal, el asesinato es ilegal, las drogas son ilegales, el homicidio con un automóvil es ilegal. Estamos llenos de leyes, no necesitamos más”, afirmó.
Admitió, sin embargo, que se podría rever la “cuestión de la salud mental” de los compradores. “Es evidente que (Paddock) no estaba bien”.
Según Netherton, el “bump fire” “no es muy popular” entre los amantes de las armas, aunque esté permitido.
“Es caro y no funciona muy bien. Se necesita mucha práctica para lograr disparar, porque es cuestión de ritmo. En nuestro comercio no lo tenemos, nunca lo hemos vendido”, señaló.
Stephen Paddock había acumulado más de 40 armas y miles de municiones. En noviembre y diciembre de 2016 había comprado dos rifles y un revólver en la armería Discount Firearms and Ammo de Las Vegas.
“No hubo nada particular en esa operación”, dijo en un comunicado uno de los responsables del comercio, Dennis Keck, y agregó que el asesino nunca regresó.