El gobierno español pidió el lunes al líder secesionista catalán Carles Puigdemont que no se lance “al precipicio” con una declaración unilateral de independencia, cuando la peor crisis de la democracia española moderna encara 24 horas dramáticas.
El martes, Puigdemont tendrá una primera oportunidad de hacerlo en su comparecencia ante el Parlamento regional catalán -a las 16:00 hora GMT- tras el referéndum de autodeterminación prohibido del 1 de octubre. Según los separatistas en éste la secesión logró el 90% de los votos con una participación del 43%.
“Si este señor declara unilateralmente la independencia, habrá que tomar medidas, y esa decisión será del gobierno de España”, dijo la vicepresidenta del gobierno español, Soraya Sáenz de Santamaría a la emisora de radio COPE. “Que no se tiren al precipicio”, insistió.
La vicepresidenta eludió concretar si el gobierno aplicaría el Artículo 155 de la Constitución española, que prevé la suspensión e intervención del gobierno regional catalán, pero deslizó que el Senado debería ser parte de la respuesta, y es precisamente la cámara alta la que tiene que dar el visto bueno a esta medida.
El líder del primer partido de la oposición española, el socialista Pedro Sánchez, también pidió a Puigdemont que “pare máquinas”.
“Ojalá que, si nos está viendo, nos escuche, que pare las máquinas y no haga la declaración unilateral de independencia”, dijo Sánchez en conferencia de prensa en Barcelona, asegurando que apoyará “la respuesta del estado de Derecho ante la quiebra unilateral de la convivencia entre los españoles”.
Pero el líder del tercer partido del parlamento español, Ciudadanos, Albert Rivera, partidario de invocar el 155, advirtió que “tarda, por motivos procesales, cinco o seis días en aplicarse”.
– ‘Haremos lo que hemos venido a hacer’ –
El nerviosismo de los dirigentes españoles, de empresarios y ciudadanos de a pié creció de nuevo el domingo por la noche cuando en una entrevista con la televisión pública catalana TV3 Puigdemont dio a entender que, si Madrid no acepta una mediación, su gobierno aplicará el mandato que considera haber recibido tras el referéndum del 1 de octubre.
“Hemos abierto la puerta de la mediación, y hemos dicho sí a tantas opciones de mediación como nos han planteado (…) Pasan los días, y si el Estado español no contesta positivamente, nosotros haremos lo que hemos venido a hacer”, advirtió.
Por su parte, Esquerra Republicana de Cataluña (ERC), aliado de Puigdemont en la coalición que gobierna la región, rechazó el lunes “las amenazas” del gobierno.
“Nosotros vamos a seguir con este proceso”, dijo su portavoz Sergi Sabrià, aunque mantuvo “una puerta abierta al diálogo”.
“Nuestro planteamiento es que las dos cosas avancen en paralelo, la construcción de la república y al voluntad de diálogo, que avancen las dos paralelamente”, dijo no sin ambigüedad.
Signo de la desconfianza que se está instalando, incluso en las instituciones de Cataluña, su tribunal superior de justicia pidió a la policía nacional, que depende de Madrid, implicarse en medidas para “extremar su seguridad”, sin dejar que esta tarea la lleve a cabo solo la policía regional, los Mossos d’Esquadra.
Los cientos de miles de manifestantes que llenaron las calles de Barcelona con banderas españolas el domingo cuestionaron la afirmación de Puigdemont de “un solo pueblo” catalán.
Pese al auge del secesionismo en los últimos años, los independentistas no lograron la mayoría absoluta de votos en las elecciones regionales de 2015, que plantearon como un plebiscito a favor del proyecto soberanista, y en ninguno de las dos consultas de independencia, en 2014 y 2017.
– Merkel apoya a Rajoy –
A la presión de la calle, hay que sumar la del gobierno, la fuga de las principales empresas catalanas, o el no haber recibido amparo o apoyo de ningún país de la Unión Europea.
Precisamente, la canciller alemana, Angela Merkel, reafirmó el apoyo de Alemania a la “unidad de España” en una conversación telefónica el sábado con el jefe de gobierno español, Mariano Rajoy, informó el lunes un portavoz gubernamental.
La canciller habló “de la situación de España” el sábado con el presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, y luego con Rajoy, detalló el portavoz.
La crisis política creada por la consulta prohibida del 1 de octubre y por años de tensión entre Barcelona y Madrid es la peor desde la reinstauración democrática en 1978.
En ella está en juego el destino del 16% de la población y el 19% del PIB que suponen Cataluña en España.