Carlos Carrilo, quien es un fontanero de Robstown (Texas), se dirigía al trabajo una mañana con su compañero de trabajo cuanto notó algo en una zanja a un lado de la carretera. Aminoró su atumóvil para poder ver de que se trataba.
Y ¡Era un perrito!
Inmediatamente detuvo el automóvil y salió para ayudar al pobrecito Can
Cuando los dos miraron más de cerca, hicieron un terrible descubrimiento: la boca del perro había sido atada con cinta de adhesiva y había sido atado con tubos. ¡Algún monstruo había arrojado al perro a una zanja!
Los fontaneros querían salvar al perro de su sentencia de muerte e inmediatamente se pusieron a trabajar usando sus herramientas para liberarlo. Al mismo tiempo, se dieron cuenta de que necesitaban tratar a este pobre perro con cuidado.
Después de liberarlo acudieron de inmediato a Peewee’s Pet Adoption, un refugio cercano. El perro no era en absoluto agresivo teniendo en cuenta lo que había pasado. ¡Claramente sabía que lo habían rescatado!
Su suave temperamento fue una buena noticia para el personal que está tratando de encontrarle un hogar que lo quiera.
El perro rescatado tenía buena salud a pesar de tener parásitos en el corazón, por lo que está siendo tratado. Mientras el veterinario lo trataba, éste se dio cuenta de que nunca dejó de menear la cola. Este perro estaba desesperado por recibir amor.
¡Es terrible cómo alguien podría simplemente abandonarlo y dejarlo morir de una manera tan cruel! Tiene la suerte de haber sido encontrado y ahora está siendo tratado con el amor y el respeto que merece.
