Muchas personas piensan que aquellos que viven 100 años es debido a una dieta saludable y una rutina de ejercicios. Y aunque esto es importante, un estudio encontró otra razón.
¿Cuál es esta razón?
Un estudio publicado en la revista especializada International Psychogeriatrics recoge una serie de características comunes entre estas personas, entre ellas la testarudez.
Este trabajo fue llevado a cabo por investigadores de la Escuela de Medicina de la Universidad de California en San Diego y la Universidad de Roma La Sapienza, quienes analizaron la salud física y mental de 19 habitantes de entre 90 y 101 años de Cilento, una subregión del sur de Italia conocida por la longevidad de sus vecinos.
Los participantes tuvieron que rellenar una serie de cuestionarios estandarizados y fueron sometidos a largas entrevistas en las que se conversó sobre migración, eventos traumáticos y creencias. Los expertos también preguntaron a 51 familiares de estos, de entre 51 y 75 años, sobre los rasgos de personalidad de los participantes.
“Estas personas pasaron por depresiones, tuvieron que migrar, perdieron a sus seres queridos“, explica Dilip V. Jeste, decano asociado del Centro para el Envejecimiento Saludable y profesor de psiquiatría y neurociencia en la Universidad de California en San Diego, quien dirigió la investigación. “Para poder seguir adelante, tuvieron que aceptar y recuperarse de aquello que no pudieron cambiar, pero también luchar por lo que sí podían”, añade.
En ese sentido, uno de los participantes —cuyo nombre no se incluye en el documento —, contó a los investigadores cómo su mujer, con la que había estado casado 70 años, murió apenas un mes atrás y que estaba muy triste por ello.
“Pero gracias a mis hijos, me estoy recuperando y sintiéndome mejor. He luchado toda mi vida y siempre estoy preparado para los cambios”, les dijo. “Creo que los cambios traen vida y te dan la oportunidad de crecer”.
Esta característica la comparten también los otros 28 participantes del estudio, así como una mirada positiva, una fuerte ética de trabajo y vínculos estrechos con la familia, la religión y el campo.
“Siempre pienso lo mejor. Siempre hay una solución. Es lo que me enseñó mi padre: haz frente a las dificultades y espera lo mejor”, dijo uno de ellos durante una de las entrevistas, tal como se señala en el documento.
La mayoría de los que participaron en el estudio siguen siendo activos, hacen trabajos regularmente en sus casas y continúan labrando la tierra.
Fuente: La Opinión.