Este es el momento desgarrador en que un prisionero chino condenado a muerte pronunció un último adiós a su hija menor.
La niña era aparentemente demasiado joven para entender el significado de la reunión.
Saludó alegremente a su padre que lloraba y dijo “adiós papá”, sin darse cuenta de lo que la separación significaría para el resto de su vida.
La esposa y la madre del prisionero también estaban presentes y se encontraban viviendo el episodio entre lágrimas.
El hombre se arrodilló y doblegó tres veces a su anciana madre para mostrar su respeto. La madre devastada abrazó a su hijo y lloró con fuerza.