El motor se detiene. La lancha queda al vaivén de las olas. De una hielera azul, Nancy saca un datáfono y un puñado de tarjetas: una a una las introduce en el aparato para cobrarle a sus clientes el pescado frito y las cervezas.
A 70 km de Caracas, Chichiriviche de la Costa, un pueblo que vive del turismo en sus playas, se las ingenia para lidiar con la falta de internet y de dinero en efectivo, un dolor de cabeza para los venezolanos.
Como Nancy, Pedro Vielma, propietario de la posada La Quilla, usa el poco efectivo para pagar al pescador la cena que dará a sus pocos huéspedes. “Está la rueda trancada”, manifestó.
“Esto está arrecho”
‘Hojilla’, el popular cuida carros de la playa, quien siempre lleva un silbato en el cuello sobre su chaleco fosforescente, también está afectado: “Hoy casi todos me han dicho: Mira negro, no tenemos efectivo.”
“A veces me pagan con una cerveza, un cigarro o un sanguchito. Ahí remedio algo para no quedarme liso, sin nada”, dice este hombre risueño, de 49 años.
Niños buscan en las calles de Caracas la comida que no hay en casa.
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— Emisoras Unidas (@EmisorasUnidas) September 26, 2017