Las mujeres son biológicamente más propensas a hacerse adictas a las drogas, y aunque los estudios de prevalencia reflejen, paradójicamente, que los hombres son mayores consumidores, numerosas investigaciones contestan que las hembras corren, además, más riesgo de recaer tras un periodo de abstinencia. Así lo explicó el profesor de Psicobiología de la Universitat de València José Miñarro, experto en este campo, quien añadió que, desde el punto de vista biológico, hombres y mujeres son diferentes, y por ello es lógico que los efectos que las drogas producen en el sistema nervioso central sean también diferentes. «A ello hay que sumar el factor sociocultural que anima al consumo». Miñarro afirmó también que el principal sistema neurobiológico que responde ante las drogas es el sistema dopaminérgico, que se comporta de forma desigual según el sexo. «Las hormonas gonadales parecen ejercer un efecto modulador sobre los sistemas que median en la conducta del consumo de drogas, en especial la progesterona y el estradiol. Esta última tiene una relación indirecta en la liberación de la dopamina, el neurotransmisor que provoca el efecto reforzante de las drogas, y que es mayor en las mujeres. De ahí que las hembras se acuerdan más del placer que les provoca estas sustancias, debido a que su nivel de dopamina es mayor que en los machos».