¿Existen realmente los príncipes azules? Esos hombres “perfectos” que algunas mujeres esperan encontrar para ser “felices”; esos hombres que cumplen con cada una de sus expectativas y con el que esperan casarse, ser felices para siempre; precisamente así como en un cuento de Disney…o de hadas. Como “Síndrome de la Cenicienta”, así se le conoce a este tipo de ilusión, y fue descrito por primera vez por Colette Dowling, autor del libro “El Complejo de Cenicienta”. Precisamente este experto nos dice cuáles son las señales que podemos identificar en las mujeres que lo padecen.
1. “Son idealistas y fantasiosas hasta el extremo de paralizarse y no hacer nada por progresar o cambiar aquello que les ocasiona frustración”.
2. “Están convencidas de que un príncipe azul las rescatará y liberará del tedio que es su acontecer diario ya sea en el ámbito social, amoroso, afectivo o laboral”.
3. “A pesar de tener en algunas ocasiones una personalidad fuerte, sienten incompleta su vida sin su media naranja, la cual generalmente idealizan como una figura más fuerte que ellas y sobre todo protectora, amorosa y complaciente”.
4. “No luchan por mejorar y salir de su situación, sino que se pasan la vida esperando que la fantasía del Príncipe se haga realidad”.
5. “Esperan ser el centro de la vida de su príncipe, esto puede ser en parte porque la persona tiene una baja autoestima, y necesita del afecto y la aprobación constante de alguien, e imagina que lo obtendrá de su hombre perfecto”.
6. “La forma en la que fueron educadas afecta mucho las idealizaciones de estas personas, de forma que si fueron educadas para ser sumisas o dependientes siempre de alguien, ellas buscarán seguirlo siendo”.
7. “Tienen miedo a la independencia y todo lo que tienen es insuficiente por más que haya costado mucho esfuerzo conseguirlo”.
¿Crees padecerlo? Pon los pies en la tierra, recordar que no todo es color de rosa…y ojo, esto no es ser negativo, simplemente es ser realista. Disfrutar lo que se tiene, y entender que lo “negativo” de la vida nos hace ser más sabios, y más maduros. Ninguna persona es PERFECTA, no podemos clasificar a una persona según nuestras expectativas. Busca la felicidad y la satisfacción en ti misma.
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