Creí que Pelé era de carne y hueso, como nosotros, pero cuando lo enfrenté supe que era de otro planeta”, dijo el defensor italiano Tarcisio Burgnich sobre el jugador número 10 de Brasil después de la final del Mundial de México’70.
Aquella vez, el 21 de junio de 1970, Brasil goleó por 4-1 a Italia y se quedó para siempre con la Copa Jules Rimet al proclamarse por tercera vez campeón del mundo, lo mismo que Pelé, quien ese día además fue coronado como el rey del fútbol.
Aún en la cancha del estadio Azteca, Pelé sonreía exultante, estaba en andas y con el torso desnudo, pero todos sabían que era el jugador 10 de Brasil, el mismo que acababa de convertir este número en un símbolo y había llevado el fútbol a su expresión más sublime.
A los 18 minutos, tras un salto circense en que se quedó suspendido en el aire, Pelé cabeceó la pelota y anotó el primero de los cuatro goles de la Canarinha. El número 10 fue quien comenzó el camino del triunfo y luego lo terminó, al dar a Carlos Alberto un pase preciso en velocidad y tiempo para que marcara el 4-1.
Al final del partido todos querían felicitar y abrazar a Pelé más que a nadie, aunque por sobre todas las cosas querían su camiseta con el número 10, esa que él mismo no tenía ni idea dónde había ido a parar.
Treinta y dos años más tarde, la casa de subastas Cristie’s vendió en Londres aquella elástica, a la que le puso un precio inicial de 43.000 dólares y fue adquirida por un comprador anónimo al precio de 136.924 dólares.
Ya Pelé era conocido como ‘el Rey’ del fútbol, ya habían hecho de él películas, documentales e historietas famosas con el apelativo de ‘Pelezinho’. Y él, Edson Arantes do Nascimento, el futbolista nacido el 23 de octubre de 1940 en la localidad de Tres Corazones, había incluso protagonizado en el cine el filme “Escape a la Victoria”.
Siempre con el número 10, Pelé disputó 14 partidos en los 4 mundiales que jugó, en todos fue titular, anotó 12 goles, ganó 3 títulos y solo fue derrotado una vez: el 19 de julio de 1966 Portugal se impuso a Brasil por 3-1 y lo sacó de Inglaterra’66 en la primera fase.
En la Canarinha, Pelé debutó con el número 13 y lo hizo en julio de 1957 para disputar la Copa Roca contra Argentina, cuando la afición en su país no había oído hablar mucho de él y por eso algunos llegaron a llamarlo Telé.
El azar hizo que Pelé usara la camiseta 10 de Brasil, pues poco antes del Mundial de Suecia’58 la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) olvidó enviar un emisario a la sede de la FIFA para entregar la numeración de los jugadores.
El uruguayo Lorenzo Villizio, miembro del Comité Organizador de dicho Mundial, aseguraba conocer perfectamente a los jugadores brasileños y en él recayó la numeración para el torneo de Suecia.
En Brasil se sorprendieron cuando al portero titular, Gilmar dos Santos, le tocó el 3; a Mario Zagallo, extremo izquierdo, el 7; a Garrincha, extremo derecho, el 11, y a Pelé, el 10.
Lo que siguió es la historia más conocida: el jugador número 10 deslumbró en Suecia y su llanto de niño fue la reacción a saberse autor de dos golazos en la final y campeón del mundo a los 17 años.
Antes de Pelé, el número 10 no tenía un significado especial en el fútbol. Después de él ha sido el símbolo que portan los elegidos, el que usaron campeones del mundo como Diego Maradona y Zinedine Zidane o el que pretenden inmortalizar Lionel Messi y Neymar.
Pero Pelé fue el primer gran número 10 y, para muchos, el mejor de todos. EFE