En el país europeo ahora es necesario que ambas partes den su consentimiento explícito al acto, de lo contrario, podría ser catalogado como violación
Anteriormente la ley sueca contemplaba que se cometía una violación cuando el agresor usaba la violencia o amenazas para perpetrar el hecho, sin embargo a partir de mayo de este año, las cosas han cambiado considerablemente.
La nueva ley y el movimiento que llevó a ella
Aunque la nueva legislatura ha sido calificada como dura y controversial, fue un logro del movimiento #MeToo que evidenciaba el acoso sexual. Según la ley aprobada, una persona comete violación al formar parte de un acto sexual en el que la una persona no ha “participado libremente.”
Anteriormente para que una persona fuera procesada por agresión sexual, esta habría tenido que usar violencia o amenazas, así como también tendría que haberse aprovechado de su víctima en alguna situación de particular vulnerabilidad.
El nuevo reto
Ahora los tribunales se enfrentarán a un gran desafío, y es que a la hora de juzgar uno de estos casos se deberá determinar si el consentimiento de ambas partes se dio de forma verbal, gestual o de alguna otra forma, pues según la juez Anna Hannell, quién ayudó a crear la ley, indica que no hay requisitos para decir formalmente que sí se está de acuerdo. “Participar físicamente ya es en sí, un acto de consentimiento” aseguró la juzgadora.
La ley ha sido ampliamente criticada por varios sectores, pues esta ley obligaría a los jueces a tomar decisiones un tanto arbitrarias al tener que decidir si hubo o no consentimiento.
El gobierno de Suecia ha defendido la ley sin importar quién o cuántos sean sus detractores, además, el movimiento #MeToo ha logrado demostrar que este es un solo paso y que aún queda mucho por hacer para erradicar el acoso sexual. Según la Ministra de Igualdad de Género, el gobierno planea una inversión de 11,5 Millones de Euros al combate del abuso sexual.