El cineasta ucraniano, Oleg Sentsov, cumplió este martes 100 días en huelga de hambre en una prisión del norte de Rusia sin que el Kremlin haya dado señales de querer liberarlo, a pesar de la presión occidental y el deterioro de su estado de salud.
El director de 42 años, opositor a la anexión de Crimea, dejó de alimentarse el 14 de mayo y solamente recibe los complementos alimentarios que le inyecta la administración penitenciaria rusa. Exige la liberación de “todos los prisioneros políticos” ucranianos encarcelados en Rusia.
Pese a los numerosos llamamientos de escritores, actores, cineastas y dirigentes para la liberación de Sentsov, el Kremlin guarda silencio sobre este asunto, recuerda la gravedad de los delitos de “terrorismo” por los que fue condenado y asegura que el cineasta debe pedir un indulto si quiere obtenerlo.
En Praga, varios cineastas checos anunciaron que harían una huelga de hambre hasta el 25 de agosto, y llamaron a sus colegas a tomar el relevo después de ellos para manifestar su solidaridad con Sentsov.
Varias decenas de personas protestaron el martes ante la embajada de Rusia en Kiev, donde alzaron pancartas reclamando “Libertad para Sentsov” o “Stop Putin”.
Según su prima, entrevistada por la AFP la semana pasada, “Oleg pierde la esperanza” y ya “no cree” en su liberación.
“Tiene un ritmo cardíaco muy débil, de solo 40 latidos por minuto. Se queja de que le duele el corazón e intenta no levantarse a menudo para ahorrar fuerzas”, contó Natalia Kaplan tras haber recibido una carta de su primo.
Calificado de “kamikaze ucraniano” por su abogado, que lo ve “dispuesto a morir”, el cineasta aceptó, sin embargo, tomar en las últimas semanas complementos alimentarios que se suelen administrar a los enfermos incapaces de alimentarse.
Según Zoïa Svetova, una militante rusa que vio al director ucraniano el 14 de agosto en el centro penitenciario de Labitnangui, el preso se puede mantener de pie, camina, ve la televisión, escribe y recibe muchas cartas.