Uno de los jefes de las disidencias rebeldes de las FARC en la frontera de Colombia con Ecuador, donde se concentra gran cantidad de narcocultivos, murió este sábado junto con su hermana en un operativo de la fuerza pública, anunció el gobierno.
El exguerrillero era conocido con el alias de David y mantenía una sangrienta disputa con Walther Arizala, apodado Guacho y quien está acusado del secuestro y asesinato de un equipo de prensa de Ecuador, por el control de Tumaco, en el suroeste del país.
El presidente Iván Duque identificó a “David” como el “principal cabecilla de las disidencias” de las ya disueltas Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) en el Pacífico colombiano, la mayor ruta del tráfico de cocaína hacia Estados Unidos.
Delitos
El líder de las llamadas Guerrillas Unidas del Pacífico era “responsable de narcotráfico, homicidios, extorsión, desplazamiento forzado, secuestros”, escribió el mandatario en Twitter.
David era el “cabecilla más peligroso del Pacífico (…), hoy dimos ese golpe y estamos demostrando que todos esos criminales sienten el acecho del Estado”, declaró Duque en un acto público en el departamento de Antioquia (noroeste).
Víctor David Segura, quien según la fiscalía militó en el Frente 29 de las FARC, dirigía uno de los grupos que se apartaron del proceso de paz que firmó esa organización y que condujo a su transformación en partido el año pasado.
David “nunca se desmovilizó. Su hermana, alias #Carmen, tercera al mando, también fue abatida”, señaló la fiscalía en Twitter.
Guerra
Segura y el también disidente Guacho libraban su propia guerra por el dominio del narcotráfico en Tumaco, una empobrecida región donde se concentra la mayor cantidad de plantaciones de hoja de coca, que alcanzaron el récord histórico de 209.000 hectáreas en 2017, según Estados Unidos.
La Fundación Paz y Reconciliación, que hace seguimiento al conflicto armado, asegura que tanto “Guacho” como “David” operan en alianza con la mafia mexicana, el primero con el cartel Jalisco Nueva Generación y el segundo con el cartel de Sinaloa, enfrentados por la ruta del Pacífico.
Sin un mando unificado, las disidencias de las FARC cuentan con unos 1.200 combatientes, de acuerdo con inteligencia militar.
Estos grupos actúan en apartadas zonas donde pretenden quedarse con el negocio de las drogas o el de la minería ilegal, en un enfrentamiento que también involucra al Ejército de Liberación Nacional, reconocida oficialmente como la última guerrilla de Colombia.