A muchísimas personas les fascina el género de terror, pero, al mismo tiempo, les aterra profundamente. Sin embargo, esta gran dicotomía tiene una explicación científica por demás inesperada: es que este tipo de películas están vinculadas con la ansiedad. Y no en un mal sentido, como se puede suponer. Es que, aunque parezca mentira, las películas de miedo podrían ayudar a las personas a lidiar con el trastorno.
Pero antes: ¿qué es la ansiedad?
El Dr. Ricardo Pérez de la Hoz, Jefe de Cardiología del Sanatorio Otamendi, explica que la ansiedad es una señal que el cuerpo envía como alerta de peligro o de daño, siendo la forma de escape natural del cuerpo ante una amenaza percibida. El problema es que esta puede variar: desde pensar demasiado en las obligaciones, hasta subir a una montaña rusa por primera vez.
¿Por qué a algunos les encanta tener miedo?
El Dr. Mathias Clasen de la Universidad de Aarhus en Dinamarca lleva muchos años estudiando los efectos psicológicos de las películas de este género y explicó a Broadly que «la exposición a las películas de terror puede ser gratificante cuando las emociones negativas causadas por la película son manejables.
De acuerdo al investigador, si bien sabemos que la película de terror no es real (o al menos, algunas partes del cerebro saben que no es real) las estructuras antiguas ubicadas en el sistema límbico responden como si fueran reales.
Esto genera una respuesta de huida o lucha, pero que está limitado por un entorno controlado:
«No me sorprende saber que algunas personas ansiosas encuentran que las películas de terror son terapéuticas. El género nos permite voluntariamente, y bajo circunstancias controladas, obtener experiencia con emociones negativas», asegura el doctor.