Un paseo en lancha por el Lago de Amatitlán permite retroceder en la historia y regresar al esplendor de la Guatemala de los años 1950. Los viejos cháles lucen hoy abandonados, algunos bajo el cuidado de un guardián.
Escondido entre los riscos y la tupida vegetación se alza en solitario el Castillo Dorión, una construcción de estilo medieval que despierta la curiosidad de cualquier turista.
Juan Pablo Mata nos comparte más en esta curiosa historia.