Con información de la agencia internacional de noticias EFE
Fortaleza, capital del estado brasileño de Ceará (nordeste), registró al menos 41 ataques incendiarios de criminales en los últimos dos días y espera que el nuevo presidente de Brasil, el ultraderechista Jair Bolsonaro, envíe refuerzos para ayudar a garantizar la seguridad.
Los ataques se registraron entre la noche del miércoles y la madrugada de este viernes en todos los municipios que forman parte de la región metropolitana de Fortaleza y tuvieron como blancos, principalmente, autobuses, edificaciones públicas y hasta bancos, según la secretaría regional de Seguridad Pública.
Detalles
Entre las edificaciones atacadas con artefactos incendiarios figuran la Alcaldía del municipio de Maracanaú y la sede del Departamento de Tránsito de Fortaleza, en tanto que algunas comisarías fueron atacadas a tiros.
Hasta el momento, al menos doce autobuses de transporte público fueron incendiados, en tanto que la Policía consiguió evitar un ataque mayor al descubrir un vehículo con explosivos que había sido dejado abandonado debajo de un viaducto.
La Policía de Ceará ha detenido a 18 acusados de participar en los ataques, cuyos motivos aún son desconocidos, y neutralizó en un enfrentamiento a un hombre que intentaba incendiar un radar de tránsito en el municipio de Eusebio.
Investigaciones
Las autoridades investigan si los ataques son una represalia de organizaciones criminales contra las medidas anunciadas por el gobernador de Ceará, Camilo Santana, para reformar la administración de los presidios del estado.
Santana anunció el martes, al iniciar su segundo mandato de cuatro años como gobernador de Ceará, que una de sus metas será endurecer las reglas en los presidios y poner fin al dominio de organizaciones criminales en los centros de reclusión.
Afectados
Fortaleza fue una de las ciudades afectadas el año pasado por una guerra de mafias rivales en los presidios de varias regiones de Brasil que dejó más de un centenar de muertos en las cárceles.
El estado de Ceará, además, fue el tercero que registró más muertes violentas en Brasil en 2017, con una tasa de 59,1 por cada 100.000 habitantes.