Este jueves se cumplen cinco años, un lustro, desde que Tito Vilanova (Bellcaire, 17 septiembre 1968. Barcelona, 25 abril 2014) dejó huérfano al mundo del fútbol y al barcelonismo, cinco años de la muerte de un entrenador que marcó una época en el banquillo junto con Pep Guardiola y después en solitario, cuando el Barça se llevó LaLiga de los cien puntos (2012-13).
El 25 de abril de 2014 falleció y su pérdida dejó huella para siempre en el corazón del barcelonismo, porque Tito Vilanova encarnaba en su persona los valores que la entidad pregona. Tito fue ‘el seny’ en el tándem que formaba con Guardiola, que siempre fue ‘la rauxa’.
Ingresó en La Masia del Barcelona con 14 años. Allí conoció a Pep Guardiola, una relación que le marcó desde entonces y lideró el mejor Barcelona de toda la historia.
Su frase favorita era ‘Todo irá bien’ y llevó esa idea hasta la última consecuencia. Llegó a jugar en todas las categorías inferiores del Barcelona hasta alcanzar un puesto en el filial, pero pronto tuvo que buscarse su futuro profesional como futbolista lejos de la sombra del Camp Nou, en Figueres, en el Celta de Vigo, el Badajoz, el Mallorca, en Lleida, Elche y en Gramenet.
En 2002 dejó el fútbol por problemas físicos e inició inmediatamente su carrera como técnico. Primero en el cadete del Barça (2003) y posteriormente inició una carrera por diferentes equipos hasta que hizo dúo técnico con Guardiola en la temporada 2007-08.
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Como ayudante de Pep, Vilanova vivió los mejores momentos de su vida deportiva y afrontó el gran reto de hacerse cargo del primer equipo (27 de abril 2012) ante la renuncia de Guardiola.
Cinco meses antes, Vilanova ya había sentido el vértigo de enfrentarse a una operación de máximo riesgo cuando el 21 de noviembre de 2011 fue intervenido tras detectársele en un control de oído la existencia de un tumor en la glándula parótida.
Dieciocho días después, Tito estaba al lado de Pep en los entrenamientos. Todo parecía controlado. Ya como primer entrenador, los éxitos continuaban. La eliminación del Barça en las semifinales de la Champions ante el Chelsea supuso el adiós de Pep y la llegada de Vilanova como primer entrenador.
En diciembre de 2012 se hizo público que había recaído del cáncer en la glándula parótida. Pese a ello, el Barça completó la mejor primera vuelta de la historia de la Liga (18 victorias y un empate) y acabó por conquistar el campeonato batiendo el récord de puntos (100).
Vilanova fue tratado en Nueva York de su enfermedad y se reincorporó a su trabajo en el Barcelona a principios de abril de 2013. Hasta entonces, el equipo fue entrenado por su ayudante, Jordi Roura.
Al término de la temporada, Tito Vilanova, de común acuerdo con el club, decidió poner fin a su carrera como entrenador. Se despidió mediante una carta pública el 20 de julio de 2013.
Aseguró entonces que dedicaría todas sus fuerzas y energías a continuar recuperándose de su enfermedad: “Son momentos difíciles para los míos y por eso he pedido a los medios de comunicación respeto y comprensión”.
Y así fue. Desde entonces silencio mediático, continuó con su tratamiento y muy de vez en cuando aparecía alguna furtiva imagen suya captada en el Camp Nou o la Ciudad Deportiva, que hoy tiene un campo de entrenamiento dedicado con su nombre.
El 24 de abril de 2014 fue intervenido para solucionar un problema gástrico y al día siguiente se conoció su fallecimiento. Se fue Tito, parece que ocurrió ayer, pero ya han transcurrido cinco años, un lustro desde que el fútbol se quedó sin aquel “hombre tranquilo