A los seres humanos nos gustan las cosas predecibles, por eso no es extraño que haya muchos estereotipos creados alrededor de las relaciones de pareja. Algunos pueden ser inofensivos, como que no puedes pedirle a tu novio que busque algo sin darle coordinadas exactas, o que tu novia tardará el doble que tú en estar lista para salir; pero hay otras cosas que damos por sentadas que pueden resultar peligrosas.
El escritor y científico Fedro Carlos Guillén señala un par de ellos en su libro de ensayos Ciencia, anticiencia y su alrededores; como el rechazo social -mucho más presente en el pasado- a las madres solteras, a quienes se les culpaba del fin de su matrimonio y a quienes se consideraba “de menor valor” simplemente por su estado civil.
Otro, que podría resultar sorprendente es que como a los hombres se les asume más fuertes -emocionalmente, físicamente, etc.- no se pone atención a las consecuencias negativas que puede traer en ellos el final de una relación, en especial, un divorcio. Guillén cita un estudio del sociólogo Augustine Kposowa que señala que los hombres son más susceptibles de caer en depresión y desarrollar ideaciones suicidas que los hombres casados; pero el estado de su matrimonio tiene mucho menos impacto en las mujeres y el porcentaje de mujeres deprimidas varía muy poco entre solteras y casadas.
El mismo estudio cita como posibles razones la falta de una red de apoyo en su círculo social, ya que los hombres tienden a crear relaciones afectivas menos sólidas y abiertas a mostrar vulnerabilidad que las mujeres; y, debido a las mismos conceptos de diferencias entre géneros que ocasionan esa falta de apoyo, en la mayoría de los casos pierden la custodia de sus hijos, lo que intensifica su sensación de soledad. De acuerdo a estos resultados, los hombres que corren más riesgo son aquellos mayores de 65 años, pues por el deterioro físico que implica su edad, pueden empezar a sentir que “ya no sirven para nada” y que si terminan son su vida le ahorrarán molestias a sus familiares, entre los que se incluyen sus ex esposas.
Sin embargo, Fedro Carlos Guillén resalta que este estudio podría ser el principio de un cambio para bien, de una evidencia que derrumba los mitos y estereotipos creados alrededor de las relaciones de pareja y los roles de género, específicamente los que se refieren a la fortaleza o debilidad de hombres y mujeres. O por lo menos que te hará estar un poco más atento a las señales de alarma si conoces a un hombre que está pasando por un momento similar.
Si quieres conocer más sobre temas tan diversos como la genética, la monogamia y los eucaliptos, checa Ciencia, anticiencia y su alrededores de Fedro Carlos Guillén, editado por Debate, cuya intención es compartir la curiosidad de su autor con los lectores.