Desprenderse de una persona no es un proceso sencillo; soltar, dejar ir, dejar atrás todo aquello que en algún momento de hizo feliz es complicado, sobre todo cuando terminaste profundamente enamorado. Quieres perder todo contacto posible, no volver a ver a esa persona, deshacerte de todo lo que atraiga su recuerdo y no escuchar su nombre nunca más, pero vuelve. Y recuerdas cómo fue que te conquistó, su técnica, sus palabras, sus detalles y, que al final, te dejó caer como si todo eso no hubiera sido verdad. Este proceso es llamado: mosting.
El mosting es una conducta cruel que consiste en enamorar profundamente a una persona y después abandonarla sin ningún sentimiento o algún tipo de empatía. Es cierto que, actualmente, el compromiso se ha vuelto una película de terror para muchas personas, y ésta es una de las principales razones por las que el mosting se lleva acabo, asimismo, este acto es parte de las relaciones tóxicas en donde el dominante reafirma que es quien lleva el control de la relación y es lo único que importa.
Enamorar a una persona, tener una o varias noches de diversión, seducirla, sacar provecho de la situación y después dejarla, eso es realmente el mosting. Pero el dominante puede ir más allá aún, es decir, manda mensajes tiernos, hace llamadas con la intención de “escuchar tu voz”, es detallista y tiene atenciones para que el receptor baje la guardia y termine completamente enamorado del otro, así, el ‘moster’ sabe que consiguió su objetivo y después decide huir.
Aquí no termina. Después de terminar con la relación, en cualquier momento va a decidir volver como si nada hubiera pasado. Mostrará arrepentimiento, te rogará para que le des otra oportunidad e intentará conquistarte de nuevo, pero debes tener cuidado porque sólo intentará satisfacer su ego por medio de tu sufrimiento. Así que piénsalo dos veces y protege tu corazón.