A comienzos de 2018 el dueño de Sheila fue capturado por un robo, y condenado a pagar tres años y medio en prisión.
La perrita, al parecer, siguió a la patrulla que llevaba a su amo hasta la cárcel en la localidad 25 de mayo, en Buenos Aires, Argentina.
Desde entonces, no se ha movido del lugar.
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Con su ternura y lealtad a toda prueba, Sheila logró que los uniformados la convirtieran en su mascota temporal.
A la perrita, le dan comida y la dejan entrar y salir de la dependencia, incluso, visitar los calabozos donde se encuentra retenido su dueño.
Los agentes recordaron cómo un día apareció un perro callejero que atacó a Sheila y la dejó malherida. Los Policías asumieron todos los gastos veterinarios.
Ya han pasado 18 meses desde que Sheila llegó a la dependencia, y faltan aún dos años más para que su dueño recupere la libertad.
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Con información de Telefe