Esta historia ocurrio en Santa Ana, al sur de California, donde un hombre robó un Ferrari y pensó que se saldría con la suya.
El lujoso auto con un valor de 300 mil dólares fue robado por Israel Pérez Rangel, de 38 años, el pasado mes de octubre. El 458 Spider se encontraba en un centro de reparaciones de Costa Mesa, al momento del robo y un distraído trabajador del lugar había dejado la llave en el asiento, por lo que fue el momento perfecto para el ladrón.
Un video de seguridad mostró cuando un hombre no identificado entró al local, vestía una chaqueta de Ferrari, por lo que tal vez muchos pensaron que era el dueño y nadie le dijo nada cuando se lo llevó.
Probablemente pensó que llevaba las de ganar, pero las autoridades ya estaban buscando el auto. ¿El error de este genio? Poner gasolina.
Sí, el 1 de noviembre la policía interceptó al sospechoso, se encontraba pidiendo dinero a desconocidos para poder ponerle gasolina al auto, además de que no sabía verter el combustible, toda la escena resultaba un poco ridícula y llamó la atención de los vecinos del lugar.
El hombre no se quedó a ver qué pasaba, y nada lento se dio a la fuga solo para terminar escondido en unos matorrales cerca de la gasolinera, donde finalmente fue detenido. El lujoso auto mostraba señales de daño, seguramente fue chocado varias veces.
La policía después anunció que Pérez Rangel tenía antecedentes penales por robo y posesión de sustancias, así que se le dio sentencia por robo y agravio.
¿Y el dueño? No se preocupen, de hecho la dueña, Susan Friedman, no se durmió en sus laureles y reclamó el seguro, compró un asombroso Lamborghini Huracán 2018 en donde olvidará esta traumática experiencia
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