Seis de las más importantes estrellas de la música pop surcoreana portaron el jueves el féretro del cantante Kim Jong-Hyun, cuyo suicidio puso de relieve la enorme presión de la industria surcoreana del espectáculo sobre los artistas.
El cantante de 27 años, miembro del exitoso grupo SHINee, muy popular también fuera de Asia, se suicidó el lunes en una habitación de hotel de Seúl, dejando a sus admiradores consternados.
En una nota de despedida, el cantante, una de las mayores estrellas del K-pop, relató su batalla perdida contra la soledad y la depresión: “Estaba tan solo”.
En medio de una lluvia de flashes, el ataúd fue transportado desde el centro médico Asan de Seúl por un cortejo encabezado por uno de los compañeros de Kim en los SHINee, vestido de negro y con una placa con un crucifijo y su nombre. Le seguía la hermana del cantante, con el rostro surcado por las lágrimas, que llevaba en la mano una fotografía de un Kim sonriente.
El féretro lo cargaban los otros tres miembros de su grupo y tres integrantes de los Super Junior, otra conocida banda gestionada por el mismo representante.
También estaban presentes decenas de miembros de otros grupos famosos de K-pop, como Girls’ Generation, EXO o Red Velvet.
“Roto por dentro”
En la habitación de hotel en la que Kim fue hallado el lunes, los investigadores encontraron una pastilla de carbón ardiendo en una sartén, un método muy común para quitarse la vida en esta sociedad ultracompetitiva, que cuenta con una de las tasas de suicidio más altas del mundo.
Una amiga cercana del cantante, la músico Nain9, publicó un mensaje de despedida el martes en su cuenta de Instagram que el intérprete le había dejado preparado antes de morir.
“Estoy roto por dentro. La depresión que me corre lentamente al final me ha hundido totalmente”, rezaba el texto.
Los cinco miembros del grupo SHINee empezaron su andadura en 2008. El grupo se convirtió en uno de los máximos exponentes de la “ola coreana” que llevó la cultura popular de este país al resto de Asia y a todo el mundo.
AFP.