En medio de una tensa espera por la sorpresiva decisión del Tribunal Constitucional de Chile de posponer el viernes su decisión, la ley de aborto terapéutico será aceptada o sepultada este lunes tras más de dos años de tramitación y polémicas.
Impulsada y defendida por la presidenta Michelle Bachelet, la norma aprobada recientemente por el Congreso despenaliza el aborto en caso de riesgo de vida para la madre, inviabilidad fetal y violación.
Diez magistrados del TC definirán si dan su visto bueno a la ley para que sea promulgada; algo que aguardaron en vano hasta última hora del viernes tanto movimientos contrarios al aborto como organizaciones civiles que piden sacar a Chile de la ínfima lista de naciones que penalizan el aborto en todas sus formas.
“Chile ya decidió, ahora le toca al Tribunal Constitucional”, es la consigna de la Corporación por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Miles), que convocó a manifestarse en las puertas del TC hasta conocer el resultado de la votación, que en caso de empate definirá su presidente.
“Junto a gremios, movimientos sociales, líderes públicos, autoridades y partidos sacamos la voz para exigir al TC delibere ajustado a Derecho, lo cual implica respetar lo derechos de las mujeres y su autonomía”, señaló Miles en una convocatoria lanzada el fin de semana.
Enfrente, estarán organizaciones religiosas que durante más de dos años mantuvieron una pulseada en las calles y en el Congreso, intentando convencer a los legisladores de votar contra el proyecto.
Legisladores conservadores, que dieron lucha hasta el final del trámite en el Congreso, dilatando en varias oportunidades su aprobación, llevaron la norma al TC al considerar que vulnera el derecho a la vida del que está por nacer, consagrado en la Carta Magna.
El aborto terapéutico se generalizó en las últimas décadas en América Latina -pese a la fuerza de la Iglesia Católica- pero algunos países como El Salvador, Nicaragua, Honduras y Chile -si el TC falla en contra de la norma- mantienen la prohibición de interrupción del embarazo sin tomar en cuenta las circunstancias.
La ley aprobada a principios de mes por el Congreso cuenta con un 70% de apoyo popular, según las encuestas.
– Batalla final –
La fase final del trámite ante el TC estuvo marcada por el desfile de 135 organizaciones y personalidades que quisieron exponer a favor y en contra. Cunas vacías, simulando muertes de bebés, se entrecruzaron con banderas a favor de la iniciativa.
Dentro del Tribunal, la pasión ganó los alegatos.
“A nombre de todos los chilenos de fe y también a aquellos que no tienen fe, vengo a representar al autor de la vida, su nombre: Jesucristo”, lanzó el pastor Javier Soto, conocido por polemizar con organizaciones civiles.
Diametralmente opuestas fueron las intervenciones de mujeres fuertes de la política chilena como la candidata por la coalición de izquierda Frente Amplio, Beatriz Sánchez, y la diputada comunista Camila Vallejo, que centraron sus discursos en la importancia de dar a la mujer el derecho a elegir.
La ley de aborto se enmarca en un paquete de reformas sociales que lideró Bachelet en su segundo mandato al frente del país. Hace dos año la socialista y médico de profesión logró que el Congreso -de mayoría oficialista, pero con sectores conservadores dentro del partido que trabaron algunas iniciativas- aprobara la unión de parejas homosexuales.
Ahora va por más y en pocos días introducirá un proyecto que legaliza el matrimonio homosexual, otro gran paso en un país marcado por la dictadura de Pinochet (1973-1990), que entre otras leyes conservadoras logró penalizar el aborto terapéutico, que durante décadas había estado permitido.