Una joven farmacéutica se suicidó durante unas vacaciones románticas con su novio en Tenerife, después de decirle que se reuniría con él para la cena.
Victoria Smith, de 25 años, fue hallada colgada de un embarcadero de piedra en la isla española.
En los meses antes de su muerte, la señorita Smith, de Leyland, Lancashire, se quejaba en privado de tener “el mundo sobre sus hombros”.
Acababa de vender su caballo para poder comprar una casa y establecerse con su novio Matt Arkwright, de 31 años.
Pero Smith estaba desgraciada en el trabajo y debía asumir un nuevo trabajo en un hospital.
La última vez que fue vista por su pareja fue en la piscina del hotel donde estaban hospedados y dijo que se reuniría con él más tarde ese día.
Durante la investigación en Preston, un forense calificó la enfermedad mental como “uno de los mayores demonios de nuestro tiempo” después de oír el caso de suicidio.
El forense James Newman registró una conclusión de suicidio que decía: “Victoria era una mujer joven que evidentemente tenía toda una vidapor delante y la oportunidad de hacer una vida maravillosa. Ella tenía episodios de depresión y se le habían sido prescritos antidepresivos, pero dejó de tomarlos”.