Después de Hollywood, le llegó el turno a la política estadounidense: las denuncias de acoso sexual arrecian en Washington, al punto que el presidente Donald Trump decidió meterse en la controversia a pesar de las acusaciones en su contra.
En apenas unos pocos días, un senador pidió disculpas públicas por haber besado sin autorización una presentadora de TV; dos legisladoras denunciaron que dos de sus colegas acosaron sexualmente; un jefe gabinete renunció por denuncias y más mujeres acusaron a Roy Moore, un exjuez que aspira al Senado.
Una quinta mujer acusa a candidato republicano de acoso sexual.
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El Congreso estadounidense ya vivió su cuota de escándalos sexuales, con casos de asedio y hasta agresiones.
El caso más espectacular fue el de Dennis Hastert, expresidente de la Cámara de Representantes, quien el año pasado admitió haber cometido abusos sexuales contra alumnas de secundaria cuando era entrenador de lucha libre, décadas atrás.
Pero el acoso no era un tema que estuviera en la agenda del mundo de la política como fenómeno que requiriera una respuesta sistémica.
Sin embargo, la oleada de revelaciones por el caso del productor cinematográfico Harvey Weinstein cambió las cosas.
El presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, informó esta semana que cada legislador y cada colaborador deberá seguir un curso anti-acoso y anti-discriminación. En el Senado, esos cursos son facultativos.
Asimismo, se reveló que entre 1997 y 2017 el Congreso pagó nada menos que 17 millones de dólares de dineros públicos para resolver 264 casos de reclamos internos del personal, incluyendo quejas por acoso sexual.
Dos congresistas de EEUU cometieron abusos sexuales, denuncia legisladora.
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“Hay gente que está nerviosa y preguntándose: ¿Quién será el próximo?”, dijo la consejera presidencial Kellyanne Conway a la red de TV FoxNews.
En el caso del senador demócrata Al Franken, quien pidió disculpas por haber besado sin consentimiento a una presentadora de televisión, recibió este viernes un controvertido apoyo de parte de un juez de la Suprema Corte de Ohio y candidato a gobernador, Bill O’Neill.
Senador demócrata Franken se disculpa por manosear y besar a conductora radial.
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El candidato dijo estar cansado con el interminable debate y decidió anticiparse.
“En tanto candidato al cargo de gobernador deseo hacer economizar a mis adversarios algo de tiempo en investigarme”, señaló en Facebook, para añadir: “En estos últimos 50 años, mantuve relaciones sexuales íntimas con cerca de 50 mujeres muy hermosas”.
En tanto, un informe publicado por el Pentágono apuntó que el número de agresiones sexuales denunciadas en las Fuerzas Armadas se mantuvo estable en los últimos tres años: 6.149 en 2014, 6.129 en 2015 y 6.153 en 2016 (en promedio, unos 16 casos por día en ese período).
Esperando el estallido
El asedio sexual y la política forman una mezcla altamente combustible, por lo que analistas y prensa evocan el caso de Monica Lewinsky, una joven voluntaria en la Casa Blanca que mantuvo relaciones sexuales con el entonces presidente demócrata Bill Clinton.
Clinton (1993-2001) sobrevivió a un juicio político en el Congreso por ese caso.
La senadora demócrata Kirsten Gilliband dijo el jueves que en su opinión Clinton debió haber renunciado al cargo por el caso Lewinsky.
Esta secuencia de escándalos coloca inevitablemente en la mira a Donald Trump, a quien una decena de mujeres acusa de contactos sexuales inapropiados y no autorizados.
En una grabación revelada en plena campaña electoral, aunque registrada en 2005, Trump alardeó de que podía agarrar los genitales de cualquier mujer y hacer con ellas lo que quisiera simplemente porque era famoso.
Fuente: AFP