La angustiosa búsqueda del submarino argentino perdido en el Atlántico desde hace seis días, se reforzó este martes con un mejoramiento de las adversas condiciones climáticas que dificultaban la tarea de buques y aeronaves, con fuerte ayuda internacional.
Tras haberse ilusionado con dos indicios que resultaron negativos en los últimos días, la incertidumbre se va transformando en angustia para los familiares de los 44 tripulantes del “ARA San Juan”, que zarpó hace nueve días de Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, y era esperado el domingo pasado en Mar del Plata, 400 km al sur.
Viento
Las previsiones meteorológicas indican que este martes comenzará a calmar el fuerte viento del sudeste que sopló en los últimos días sobre el Atlántico en medio de un fuerte temporal que provocó olas de cinco y seis metros que hacía casi imposible la tarea de búsqueda en la superficie del mar.
Durante las 24 horas se mantuvieron las exploraciones aéreas mientras los buques en la zona debían capear el temporal, en el marco de un operativo de búsqueda del que participan siete países, explicó el portavoz de la Armada (Marina de Guerra), Enrique Balbi.
Un ruido desde el fondo del mar, que había sido el martes registrado por buques argentinos, generó ilusión por algunas horas pero finalmente fue descartado que viniera del submarino.
Ruido detectado en el mar no corresponde al submarino argentino perdido.
El sumergible no ha dado señales desde hace cinco días.
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Señales
Un día antes habían sido la noticia luego descartada de siete llamadas satelitales cortas y de baja señal las que por varias horas había encendido una luz de esperanza sobre la suerte de los tripulantes, entre ellos la primera oficial submarinista de Sudamérica.
La Armada reveló que el “San Juan” había reportado una avería en las baterías, sin alerta, antes de su última comunicación el miércoles pasado a las 10H30 GMT, cuando navegaba de regreso por el Golfo San Jorge, a 450 km de la costa argentina, de regreso a Mar del Plata, su apostadero habitual.
La zona de búsqueda inicial era un área de 300 km de diámetro en esa zona del Atlántico, donde la profundidad va de 200 metros a 350 metros, precisó Balbi.
Pero la posibilidad de que se halle a la deriva obligó a ampliar la zona de búsqueda a una distancia siete veces mayor.
Estados Unidos, Gran Bretaña, Francia, Brasil, Chile y Uruguay sumaron equipos a la tarea de búsqueda.
Detectan ruidos y analizan si provienen del submarino argentino perdido hace cinco días.
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