Uno solito se amarga la vida, nuestra propia actitud determina muchas situaciones y consecuencias; por lo tanto, si queremos ser personas más agradables, empáticas y felices, debemos dejar de hacer lo siguiente.
- Dejar de compararnos con los demás: ¿Qué ganamos con hacerlo? Frustrarnos y sentirnos mal, todos somos diferentes, todos tenemos cualidades y defectos, por lo tanto no es sano hacerlo. Es cierto, aceptar las fortalezas de los demás, puede inspirarnos a ser mejores en algo, o mejores personas…pero si nos comparamos con los demás de una manera que daña nuestra autoestima o amargándonos la vida, ahí hay un serio problema. No te sientas superior, ni inferior a nadie…todos somos diferentes y tenemos procesos de vida diferentes.
- Debemos evitar pensar que la vida es dura, o incluso victimizarnos: Desde muy pequeños nos han dicho que la vida es difícil, y sí…es cierto, no es fácil, pero tampoco es una pesadilla. Muchas personas que pasan por situaciones sumamente difíciles, salen adelante y lo superan. Por vivir pensando en que todo es malo, o que todo es negativo, nos perdemos la oportunidad de disfrutar las bendiciones y cosas buenas que tenemos alrededor.
- Deja de ser perfeccionista: Nada es perfecto, entonces… ¿por qué esperas que todo te salga de esa manera? Lo que no te sale como esperas, te enseña a hacerlo mejor, pero recuerda que hasta los mismos errores son maestros de vida.
- Perdona: Sí, es difícil perdonar, pero es necesario para encontrar la paz y solo la vamos a encontrar cuando dejemos ir el rencor. No se trata solamente de perdonar a los demás, sino también a uno mismo. Cuando consigas esto, te quitarás un peso de encima.
- Postergar tareas: Como dice la famosa frase: “No dejes para mañana, lo que puedas hacer hoy”. De eso se trata precisamente, de no dejar a medias algo…de no retrasar las cosas, ya que esto puede provocarnos estrés y ansiedad.
- Deja la culpabilidad a un lado: En definitiva la culpa nos amarga la vida, así que si tenemos y podemos enmendar algo, hagámoslo, pero luego debemos superarlo y seguir adelante. Debemos aprender de nuestros errores, y no permitir que los sentimientos negativos y de culpa nos invadan.