El surrealismo impregnó el desfile de Dior, este lunes en París, en la última apuesta de alta costura de Maria Grazia Chiuri, que volvió a agitar la bandera feminista homenajeando a la desaparecida artista argentina Leonor Fini.
Un universo onírico en blanco y negro acogió al selecto público en el majestuoso museo Rodin, de cuyo techo colgaba un imponente busto blanco de yeso y otras partes del cuerpo, como una oreja, un ojo y una mano, al más puro estilo daliniano.
Las tops Naomi Campbell y Eva Hercigova, así como las cantantes Willow Smith y Jhene Aiko y el rapero Big Sean no quisieron perderse esta cita, una de las más glamurosas del mundo de la moda, seguida en las redes sociales por los fashionistas de todo el planeta.
La italiana Maria Grazia Chiuri, al frente de la creación artística femenina de Dior desde hace un año y medio, volvió a buscar en los orígenes de la firma para crear delicados vestidos de noche, de organza y tul plisado, algunos recubiertos de plumas, otros completamente transparentes, y cuya confección ascendió en algunos casos a las 1.000 horas de trabajo.
Su fuente de inspiración, explicó Chiuri a la AFP, fue Leonor Fini (Buenos Aires, 1908 – París, 1996), artista autodidacta que se codeó con los surrealistas tras llegar a París en los años 1930, procedente de Italia.
La mujer artista
“Antes de diseñador, Christian Dior era propietario de una galería de arte y ofreció a Fini su primera exposición. Estaban muy unidos”, explicó a la AFP la directora artística, cuya camiseta con el eslogan “We should all be feminists” (Deberíamos ser todos feministas) se ha convertido ya en un clásico de la firma.
En su último pase, la italiana se preguntó en otra prenda “¿Por qué no hay grandes mujeres artistas?” y a este interrogante siguió dándole vueltas para su nueva colección de primavera-verano.
“Para las mujeres es muy difícil llegar a ser grandes artistas. Lo fue para Fini en su tiempo, los hombres tenían más posibilidades. Pero Dior le dio una gran oportunidad”.
“Encarnó a las mujeres fuertes de su época, controlaba su propia imagen. Aseguraba que no había nada más falso que ser natural (…) Se construyó a sí misma como una obra de arte”, explicó la italiana de Fini, que fue ante todo pintora.
“Le encantaban los bailes y trabajó con Dior para los suyos. Se relacionó con el cine y con Fellini para quien realizó diseños de vestuario”, agregó.
En el desfile de Chiuri, sobre un suelo convertido en un tablero de ajedrez, abundaron los detalles surrealistas, como las máscaras rectangulares, los antifaces del revés, y los guantes que se llevan atados al tobillo o caen por detrás de la espalda.
“Al principio, no se trata de entender, sino de querer”, rezaba el tatuaje que algunas modelos lucían alrededor del cuello, cita de André Breton, impulsor del surrealismo.
Los zapatos dorados llevan integrados medias negras y las modelos que lucen vestidos vaporosos y transparentes desfilan con calcetines de media negros y ropa interior de color carne, sin alterar la sofisticación del conjunto.
Dos grandes jaulas negras suspendidas del techo adornaron igualmente el desfile, pero Chiuri aseguró: “Nuestras jaulas están absolutamente abiertas, no hay nada dentro”, dijo, entre risas.
