Bolivia busca evitar que se cometan más abusos contra niños que viven en cárceles del país junto a sus padres presos, sacándolos de esos recintos para evitar nuevos abusos de menores, en una decisión que causa resistencia de los reclusos hasta el punto de un reciente motín en el penal más grande del país.
El punto de inflexión se produjo hace dos semanas cuando salió a la luz el caso de las violaciones a una niña de 8 años por parte de un recluso del penal de Palmasola en Santa Cruz (este), que además grabó más de cincuenta vídeos de esas agresiones.
Las vejaciones fueron supuestamente consentidas por la madre de la menor, pareja del detenido y que al poco tiempo de ser detenida se suicidó en una carceleta judicial antes de comparecer ante un juez, según dijo la Policía.
Estos fueron los suceso más recientes dados a conocer sobre del ese penal:
El exdirector nacional de Régimen Penitenciario Ramiro Llanos dijo que estos casos revelan que “hay un total descontrol” en las cárceles bolivianas, donde considera que el “manejo es muy precario” y casi medieval.
Llanos sostuvo que los niños ven todo lo que pasa en las cárceles, como “vejaciones, violaciones, malas palabras, malos comportamientos, juegos de poder”, por lo que ellos tarde o temprano “aprenden cosas que no debieran aprender”.
También aseguró que el interés de algunos internos para que los niños permanezcan a su lado es porque “son los motores para sacar drogas, alcohol y esas sustancias prohibidas”, ya que algunos hacen de “pequeños empleados” de los reclusos y compran “clefa -un pegamento que inhalan-, gasolina y las cosas que tienen que trabajar los internos”.
El ministro de Gobierno (Interior) de Bolivia, Carlo Romero, en una rueda de prensa hoy señaló que las medidas regulatorias se darán “sin restringir, limitar ni prohibir la visita” de niños pero no se permitirá que pasen la noche en las penitenciarías, salvo los menores de 6 años que pueden vivir únicamente con sus madres.
Actualmente el sistema de visitas que rige en las cárceles del país se aplica los jueves, fines de semana y feriados en horas específicas.
Por su parte, el exdefensor del pueblo boliviano Rolando Villena declaró que evitar que los niños vivan en las prisiones “no resuelve el problema”, porque abre un nuevo conflicto de tenerlos “en casas de acogida” o al lado de un familiar cercano, porque “no es garantía” de que estén libres de algún tipo de abuso.
A su juicio, el hecho de que padres e hijos vivan en recintos de reclusión responde a un “problema de sobreviviencia”, ya que no existen entre los familiares cercanos alguien que pueda hacerse cargo de la manutención.
Algunos familiares de reclusos justificaron ante los medios que la presencia de niños en las penitenciarías da fortaleza a sus progenitores reos y les ayuda a soportar su encierro.
Pese a esto, Villena coincidió con Llanos en que la presencia de menores en los reclusorios es un “riesgo” para sus vidas y es “evidente que los niños son instrumentalizados para fines delictivos”.
En Palmasola hay más de 5.200 internos, de los que solo unos 400 tienen sentencia condenatoria.
Con información de agencia EFE.