Unas 2.100 millones de personas en el planeta, según la Organización Mundial de la Salud, no tienen una fuente segura de agua para tomar. En consecuencia, cada año mueren más personas que beben agua contaminada que por cualquier forma de violencia. Con el crecimiento de la población y el cambio climático, los problemas en torno al acceso al agua se agravan. Para 2025, la mitad de la población mundial vivirá donde la demanda de agua potable exceda a su suministro.
Comienzan a aparecer entonces respuestas: desde purificadores de agua que funcionan con heces hasta máquinas que filtran partículas con agua con gas. Uno de ellos es el LifeStraw, que limpia el agua pasándola a través de un grupo de fibras largas y huecas encerradas en un tubo de plástico.
La versión más antigua de LifeStraw fue creada para ayudar a erradicar la lombriz de Guinea, causada por agua sucia, infectada con pulgas, infectada con larvas de gusanos.
En las últimas dos décadas, la compañía del creador de LifeStraw, Mikkel Frandsen, ha suministrado 37 millones de los tubos, lo que ha ayudado a reducir la cantidad de casos de gusanos de Guinea de 3,5 millones en 1986 a solo 25 el año pasado.
Afortunadamente, LifeStraw eliminará cualquier bacteria y parásito que pueda estar al acecho, así como plástico y una buena cantidad de lodo. Todo lo que quedará será algo disuelto o particularmente pequeño, como metales, virus, pesticidas y herbicidas.
FUENTE: bbc.com