Circulan versiones de todo tipo cuando hablamos de productos que podrían causar cáncer. Algunas son científicamente comprobadas mientras que otras tantas son solo rumores. Pero, ¿qué sucede cuando la justicia confirma esas versiones?
Es el caso de Joanne Anderson, quien presentó una demanda contra Johnson & Johnson tras ser diagnosticada con un poco común tipo de cáncer en los pulmones, luego de usar cerca de 10 mil veces su popular talco para bebés. La justicia de California ordenó pagar a la compañía casi 26 millones de dólares, tras ser acusada de negligencia por no advertir del riesgo que causaba su uso.
¿Qué relación existe entre el talco y el cáncer?
La respuesta es el asbesto, uno de los componentes del talco. Este mineral se extrae junto con el amianto, una de las sustancias cancerígenas probadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Las fibras de asbesto pueden ser útiles porque son fuertes, resistentes al calor y a muchos químicos. Por consecuencia, el asbesto se usa como material aislante desde hace bastante tiempo en fábricas, escuelas, casas y barcos.
Sin embargo, desde la primera mitad del siglo veinte, crecía la evidencia que mostraba que la respiración en lugares con fibras de asbesto causaba deformidad en los pulmones. A partir de ello, se fueron tomando medidas para reducir la exposición y regulando los estándares contra la exposición.
A pesar de las contra indicaciones para la salud, aún existe el uso de asbesto en grandes cantidades en algunas industrias.
El talco, el enemigo silencioso
Durante mucho tiempo, el talco estuvo relacionado con la higiene íntima. Muchas mujeres lo incorporaron como parte de su rutina diaria. Sin embargo, estudios sugirieron que el talco en polvo puede causar cáncer en los ovarios si las partículas de polvo (aplicadas al área genital o en toallas sanitarias, diafragmas o condones) pasaran a través de la vagina, el útero y las trompas de Falopio hasta el ovario.
La Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), perteneciente a la OMS, clasifica el talco como “posible cancerígeno” para humanos (riesgo IIB) cuando se emplea en el área genital (no con otros usos). Sin embargo, otras organizaciones, como la Sociedad Estadounidense de Oncología, señalan que “no está claro” que exista esta relación.
Si bien los estudios han revelado resultados ambiguos sobre la relación entre talco en polvo y el cáncer de ovario, en muchos casos se demostró un pequeño aumento en el riesgo.
El principal argumento en contra de la peligrosidad es que estas investigaciones se basan en la memoria de personas que han usado talco en el pasado, según dijo la IARC en su informe de 2006.
Qué hacer para evitarlo
De todos modos, la investigación sobre el tema continúa para determinar cuál es el riesgo real de cáncer a partir del uso del talco en el cuerpo. Recordemos que es utilizado en muchos productos cosméticos y farmaceúticos, por lo que es sumamente importante conocer su verdadera peligrosidad.
La Sociedad Americana contra el Cáncer (ACS) señala que toda persona interesada en utilizar talco podría, en cambio, utilizar productos en polvo a base de almidón de maíz.