Te colocas el visor del casco e inmediatamente te transformas en un rebelde que se enfrenta a soldados del Imperio o en un monstruo de lava, mientras vas de una nave espacial a otra.
El androide C3PO (o Citripio) te invita a teclear un código y tus manos cubiertas con una armadura blanca gracias a la magia digital se esfuerzan por obedecer. Te cruzas al robot R2D2 (o Arturito) y lo tocas. Tus compañeros avanzan contigo en este laberinto digital hiperrealista, también convertidos en espías intersiderales.
Y cuando una bala de ametralladora da sobre ti, sientes una (pequeña) descarga eléctrica.
The Void es una nueva forma de entretenimiento de “hiperrealidad” que fusiona películas en realidad virtual, efectos especiales, tecnologías de última generación y sensaciones físicas, producidas con implementos cotidianos e imaginación.
En su local de Anaheim, California, los visitantes visten un pesado chaleco equipado con sensores y un software, se ponen un casco y entran en “Secrets of the Empire”, todo diseñado en sociedad con Lucasfilm, compañía matriz de “Star Wars” y filial de Disney.
La experiencia de The Void involucra “todos los sentidos, desde la vista hasta la audición pasando por el tacto, incluso las temperaturas y el olfato”, dice a la AFP John Kirkpatrick, director de marketing.
“Realmente me sentí como si estuviera en la película, fui parte de los rebeldes. Fue genial y de verdad puedes sentir a los agentes dispararte, me sorprendió”, explicó Sean Oshima, un asesor tecnológico de 29 años.
La aventura cuesta unos 30 dólares, dura unos diez minutos y los visitantes fluyen sin parar: unos 500 por día, según los directivos de The Void.
Los estudios lo aprovechan
“The Void” también creó un recorrido narrativo en torno a la película “Cazafantasmas”, y otro sobre una casa embrujada que planea ofrecer para Halloween, el día de los muertos en Estados Unidos.
La firma tiene establecimientos en Estados Unidos, Canadá, Dubái y Londres, y espera desarrollar un rápido despliegue internacional.
El juego se realiza preferentemente en grupos. Así, parejas, familias o grupos de amigos se ríen, gritan, disparan, se ponen en cuclillas para evitar disparos imaginarios.
La decoración del entorno es sobria: una sala de unos diez metros cuadrados con divisiones que marcan el recorrido. Para los efectos especiales, docenas de cámaras, sensores y, por lo demás, instrumentos muy pocos tecnológicos: radiadores para calentar, ventiladores para el viento, alfombras de espuma para recrear la sensación de caminar sobre el magma y difusores aromáticos.
Este concepto de atracción en centros comerciales, en salas múltiples de cine y en parques de atracciones se está desarrollando a una gran velocidad: Jeremy Bailenson, del Laboratorio de Interacciones Humanas Virtuales de la Universidad de Stanford, autor de “Experience on Demand”, aseguró a la AFP que esperan un auge en los próximos años. Cita en particular a un competidor de The Void, Nomadic.