La iniciativa sin precedentes de escenificar un partido de la temporada regular de la Liga en Estados Unidos ha generado todo un conflicto en el seno del fútbol español.
Los responsables de la Liga y los clubes quieren ir a Miami.
Pero la federación y el gremio de jugadores se oponen.
Y en el medio, los aficionados de toda la vida de esos clubes tienen opiniones divididas sobre su futuro en un deporte que busca expandir su perfil global.
La Liga está decidida en reducir la brecha financiera que le separa de la ultra rica Liga Premier inglesa y busca convertirse en la primera de las cinco grandes ligas europeas que monta un partido de su temporada regular en Estados Unidos. En años recientes, España, Italia y Francia se han aventurado al trasladar sus Supercopas, los partidos que ponen en marcha la campaña, fuera de sus fronteras.
Los españoles son más ambiciosos y su plan apunta a un partido en Miami el 26 de enero, en el que el Barcelona de Lionel Messi enfrentará a Girona, un modesto club ávido de mostrarse al resto del mundo.
Pero la federación español puso freno al proyecto.
La Liga y los dos clubes catalanes pidieron el aval para disputar el partido en el extranjero a la federación, entidad responsable de establecer toda la normativa del fútbol en España.
Esa respuesta llegó el viernes en una carta cuyo contenido transcendió el viernes, mencionando varias inquietudes, entre ellas si ese partido sería desfavorable para los otros 18 clubes y a las aficiones de Barcelona y Girona.
El gremio de jugadores ya había cuestionado con dureza el plan al advertir que no fueron consultados por la Liga. Los futbolistas amenazaron con irse a la huelga.
Para que el partido pueda ser realidad, la Liga necesita de permisos de la federación nacional, así como de la federación estadounidense y dos entidades continentales, la UEFA y CONCACAF.
El presidente de la Liga Javier Tebas redobló en su apuesta al afirmar que “el partido sigue adelante”.
“Vamos a responder a todo lo que hay y seguir trabajando”, dijo Tebas. “En nuestro plan estratégico en Estados Unidos, es muy importante este partido para nosotros”.
Tebas, cuya gestión ha procurado poner en orden las finanzas de los clubes y una repartición más equitativa de los derechos de televisión, quiere calcar el modelo de las ligas profesionales de Estados Unidos que han llevado partidos fuera del país.
En un comunicado enviado a la AP, la Liga destacó que “hemos visto cómo otras competiciones como la NFL y NBA han montado partidos oficiales en otros países, algo que nosotros creemos es un buen mecanismo para promover la Liga y el deporte en el extranjero. Queremos acercarnos a nuestros aficionados”.
¿Cuáles aficionados?
Gracias a luminarias como Messi, el Barcelona es una marca global. Pero Girona, en apenas su segunda temporada en la máxima categoría de España, es un conjunto casi que desconocido fuera de esta ciudad de 100.000 residentes.
Los 9.000 dueños de abonos de Girona se perderían el que sería el partido más atractivo de la temporada en su estadio Montilivi, con aforo para 14.500 espectadores.
“Soy de Girona pero también del Barca, y mi ‘pero’ es que no voy a poder disfrutar de mis dos equipos aquí en la cancha”, dijo Ricard Stockdale, un barbero de 30 años tras degustar de un plato de paella en un bar a unos 10 minutos a pie del estadio de Girona.
“Como trabajo en una barbería y hablo con mucha gente, conozco de bastantes casos, y me cuentan casos de que mucha gente que le encantaría ir a Miami a ver el partido pero evidentemente por temas económicos no se lo pueden permitir”, contó Stockdale. “Hay un poco de división de la gente”.
Para aplacar a sus abonados, Girona y la Liga han ofrecido un paquete de compensación con varias opciones, destacándose el que se les ofrezcan entradas gratis para la visita a Barcelona en el Camp Nou el domingo.
Ignasi Prádanos, un abogado de 36 años y cofundador de una peña de aficionados de Girona, es partidario de disputar el partido, pese a que otros están “radicalmente opuestos”.
“Soy más favorable que contrario a la propuesta que se hace intentando ver un poco el beneficio del club, a medio o largo plazo”, dijo Prádanos. “Se habría que hacer una renuncia a corto plazo esta temporada, lo cual mucha gente no le gustaría y yo primero, pero intentando mirar más allá quiero pensar que puede ser bueno para el club”.
La Liga española está por detrás de la Premier en cuanto a exposición en Estados Unidos, en parte debido al acuerdo de transmisión del torneo británico con NBC con valor de alrededor de 1.000 millones de dólares. La Liga es televisada por BeIN Sports, que llegaba a menos de la cuarta partes de las familias estadounidenses de habla inglesa incluso antes de que saliera recientemente del sistema de cable Comcast Xfinity.
El socio de la Liga en el plan por 15 años para promover el fútbol español en Estados Unidos es el grupo de deportes y entretenimiento Relevent, propiedad del dueño de los Dolphins de Miami, Stephen Ross.
Relevent opera la Copa Internacional de Campeones, un torneo que se juega en julio y agosto, durante la pretemporada europea, en estadios de todo el mundo. El Barcelona y Real Madrid se enfrentaron en Miami durante el torneo del año pasado.
El plan de la Liga en Estados Unidos es el de llevar a equipos populares como Barcelona y Real Madrid cuando se enfrenten a rivales de menor jerarquía, que serían los que sacrificarían un duelo de locales.
Girona finalizó en la 10ma posición la campaña anterior, su primera en la primera división. En julio pasado pudo tener la experiencia de una larga expedición, al realizar una serie de encuentros amistosos en la India.
El presidente de Girona Delfi Geli considera que jugar en el otro extremo del Atlántico es una oportunidad única para un club que recién en 2007 estaba en la cuarta división.
“Creemos que se puede jugar en Estados Unidos”, dijo Geli a AP. “Para Girona es una oportunidad de visibilidad, de crecimiento, de expansión de nuestro club y evidentemente estamos en la onda de seguir creciendo, de ser un club asentado en la primera división”.