La final por la Copa Libertadores continuó en suspenso el miércoles, a la espera de un fallo del tribunal de disciplina de la Conmebol sobre un reclamo de Boca Juniors para que se descalifique a River Plate por los graves hechos de violencia que el fin de semana malograron la disputa del partido de vuelta entre los dos clásicos rivales argentinos.
Los tres integrantes del panel disciplinario deberán resolver el pedido de Boca de descalificar a River y que se le declare campeón del torneo.
También se abrió un expediente de oficio contra River por lo ocurrido el sábado, cuando varios jugadores de Boca resultaron heridos tras la agresión con piedras y palos por parte de hinchas riverplatenses contra el autobús que trasladaba al equipo visitante, a unas cuadras del estadio Monumental.
El miércoles por la noche, mediante su cuenta oficial en Twitter, la Conmebol informó que Boca Juniors ha solicitado una prórroga para responder a la defensa planteada por River ante el expediente.
Dicha solicitud fue aceptada, por lo que el plazo para presentar la respuesta vencerá al mediodía de este jueves, añadió el organismo rector del fútbol en Sudamérica.
El martes, la Conmebol decidió trasladar el partido de vuelta a una sede fuera de Argentina. Lo pautó para el 8 o 9 de diciembre en un estadio por definir.
La determinación del ente rector del fútbol sudamericano supone en la práctica un castigo a River al perder la localía en su estadio Monumental para el segundo partido de la final. Los equipos empataron 2-2 en la ida que se jugó el 11 de noviembre en La Bombonera, el estadio de Boca.
La tensión entre los dos acérrimos rivales del fútbol argentino se profundizó este miércoles con un desafío público del presidente de River, Rodolfo D’Onofrio, a su par de Boca, Daniel Angelici, para jugar el partido y que le valió una dura respuesta del Xeneize.
“Lo pido encarecidamente: Angelici, vení a jugar, vení a jugar”, dijo D’Onofrio el miércoles en una conferencia de prensa en Mar del Plata, donde River enfrentaba por la noche a Gimnasia por las semifinales de la Copa Argentina.
“No somos tan buenos, jueguen, nos pueden ganar”, añadió D’Onofrio. “Si el presidente de Boca me está escuchando: vení a jugar, respetá tu palabra. Basta de presentar carillas (papeles de abogado), no inventes más nada. Hay que tener valores”.
Boca añadió el martes nuevas pruebas a su presentación ante el tribunal disciplinario, y Angelici advirtió que “nosotros no aceptamos jugar ningún partido” hasta que el panel emita un fallo.
En un comunicado difundido este miércoles, sin nombrar directamente a D’Onofrio, respondió que “fue a jugar el partido de vuelta de la Copa Libertadores, pero no pudo hacerlo debido a un brutal ataque al micro del plantel”.
En la misma nota, Boca pidió a sus socios e hinchas “evitar las confrontaciones y no responder a las provocaciones que pretenden desviar el foco del reclamo de nuestro club”.
Boca ha puesto sobre el tapete el antecedente de 2015, cuando el tribunal disciplinario de la Conmebol descalificó a Boca por los incidentes ocurridos en La Bombonera, en un cruce de octavos de final de la Libertadores. Jugadores de River fueron rociados por gas pimienta que arrojaron hinchas locales cuando salían al campo de juego, Boca fue descalificado y los riverplatenses se coronaron campeones.
Mientras los clubes libran una pulseada ante el panel disciplinario, la Conmebol busca sede para el partido de vuelta. En las últimas horas se mencionaron estadios en Estados Unidos, Paraguay, Colombia, Brasil, Italia y Catar como escenarios.