Cuando Parag Mehta tuvo que organizar un segundo funeral familiar en 15 días no tenía tiempo para encontrar todos los objetos necesarios para la ceremonia.
Por eso compró, como hacen cada vez más indios, un ‘kit de últimos ritos’ en Internet. Por 2.950 rupias (35 euros o 40 dólares), este empresario de Bombay recibió el mismo día en su casa todo el material necesario: desde los recipientes de barro hasta los palitos de incienso, pasando por la orina de vaca.
“Esto hizo más fáciles nuestras vidas en un momento muy emotivo y estresante”, le contó a la AFP.
Antes, la muerte de un allegado implicaba para las familias indias tener que correr de una tienda a otra. Pero ahora hay empresas emergentes que permiten organizar los funerales a golpe de clic, una competencia que empieza a afectar a las tiendas tradicionales.
Estas jóvenes empresas saben que hay una necesidad de acompañamiento logístico para las personas en duelo, angustiadas por las exigencias de las ceremonias religiosas hindúes, muy codificadas, y el breve lapso de tres días al cabo del cual se suele incinerar el cuerpo.
Tras sufrir una segunda pérdida, de un familiar de avanza edad, en un intervalo reducido, Parag Mehta consideraba que en la primera ceremonia los productos, de mala calidad, le habían salido caros. Buscando en Internet describió la empresa Sarvapooja (“rezos para todos”, en hindi), que le envió el paquete en cuestión de horas.
El equipo incluso lo ayudó a ensamblar los materiales y lo guió a través de los ritos. “Crearon la dignidad en la muerte para las familias que perdieron a seres amados”, dijo.
“La gente quiere soluciones rápidas”
El único cartón contiene los 38 objetos necesarios para una ceremonia funeraria tradicional hindú, incluida la camilla de bambú que hay que ensamblar, sábanas blancas, agua de rosa y granos de sésamo.
Desde su aparición hace poco más de un año, Sarvapooja vendió alrededor de 2.000 de estos kits, dijo a la AFP su fundador, Nitesh Mehta (sin ninguna relación de parentesco con el cliente”.
“Decidimos crear una solución específica para un problema muy indio”, declara este igneniero informático que vivió 15 años en Estados Unidos.
La empresa de Bombay no es la única existente en este sector. Hay sitios como Mokshshil, con sede en Ahmedabad (oeste), o Anthyesti en Calcucuta (este) que también ofrecen un acompañamiento funerario personalizado, como estos lotes de productos, el alquiler de coches fúnebres o la reserva de una sala de rezo y de religiosos.
La irrupción en el mercado de empresas en línea no pasa desapercibida entre los actores tradicionales. “Tenemos 40 años de experiencia ofreciendo productos adaptados, pero la gente hoy en día quiera tajados y soluciones rápidas”, lamenta Shashi Shinde, dueño de una pequeña tienda de pompas fúnebres junto a un crematorio de Bombay.
“Las empresas en Internet empiezan a afectar nuestros negocios”, indica.
Exportar
Bilva Desai Singh, jefa de Mokshshil, aspira a que su empresa lleve a la gente a discutir sobre la muerte en este país de 1.250 millones de habitantes. Pues en India, como en otros lugares, nadie tiene ganas de pensar por adelantado en la organización de funerales.
“En India hay mil millones de personas y mil millones de estigmas y prejuicios sobre temas tabúes como la muerte”, afirma.
Tanto Mokshshil como Sarvapooja prevén ampliar sus servicios a otras ciudades indias y empezar a hacer envíos a los indios que viven en el extranjero.
Estos kits de “últimos ritos” pueden servir tanto a los hindúes tradicionales como a los jainistas y los sijs. “La muerte es inevitable y nosotros queremos ayudar a decir adiós a los allegados con dignidad”, asegura el empresario Nitesh Mehta.