La emoción invadió hasta las lágrimas a los ecuatorianos que siguieron el triunfo en el Giro de Italia de Richard Carapaz, quien con tenacidad y esfuerzo escribió por primera vez el nombre de este país entre los campeones de una de las tres carreras por etapas más importantes del ciclismo mundial.
Cientos de personas se concentraron desde primeras horas de este domingo en el parque de La Carolina, situado en el centro-norte de Quito, para ver en pantalla gigante lo que sería el triunfo del nuevo dueño de la “maglia rosa”.
Carla Larrea, una deportista apasionada por el ciclismo, dijo a Efe que el triunfo de Carapaz, nacido en la provincia del Carchi, “es un hito histórico en el ciclismo en el país. Marca un antes y un después” en este deporte, aseveró.
“Tenemos más deportes en los que estamos brillando y somos grandes. Richard y muchos deportistas más son una muestra de lo que los ecuatorianos somos capaces de hacer”, comentó Larrea.
Tras destacar el esfuerzo del ciclista ecuatoriano, afirmó que su “tenacidad” fue el principal motivo de su triunfo:
“Nunca se rindió, a pesar de que en el comienzo fue duro, a pesar de que se empezó a codear con gente muy fuerte, porque los mejores del mundo están ahí”.
Carapaz, “nunca se dio por vencido y nunca se sintió de menos, él sabía (de) lo que era capaz”, expresó con emoción.
Aficionado al ciclismo, Nélson Mera, originario de la provincia del Carchi y también hincha de Carapaz, destacó el esfuerzo de su paisano.
“No hay palabras porque cada gota de sudor de Richard Carapaz es una gota de sudor para el Carchi, para el Ecuador”, dijo, antes de enumerar lo que para él son las principales cualidades de Carapaz: empeño, esfuerzo, capacidad, profesionalismo, técnica y habilidad.
La “Locomotora del Carchi”, como le dicen a Carapaz, puso en tensión a miles de aficionados del ciclismo, así como a la mayoría de los ecuatorianos que se reunieron para observar el contrarreloj final de Verona.
Los gritos “Carapaz, Carapaz” o “Ecuador, Ecuador” se escuchaban con entusiasmo y euforia durante toda la transmisión de la competición, que coincidió con una tradicional carrera atlética de 15 kilómetros en la que Carapaz, sin quererlo, también fue el pretexto para el aliento.
“Dale, avanza, hazlo por Carapaz, hazlo como Carapaz, tú puedes”, gritaba una mujer de unos 50 años para animar a un corredor de 74 que se acercaba a la meta en el estadio Atahualpa, donde se transmitía en directo y en pantalla gigante el Giro.
Para Ivonne Bastidas, Carapaz es “un líder”, y su victoria sienta “un precedente que marca en Ecuador y en todo el mundo”.
Nacido en el Carchi (norte), Franklin Tatuamez aseguró a Efe que en las 21 etapas del Giro de Italia pudo observar la “fortaleza” de Carapaz y nunca dudó en que sería el campeón.
En los alrededores del estadio Atahualpa, y de su cercano parque La Carolina, muchas personas lucían la camiseta con los colores de la bandera de Ecuador, y otros paseaban en bicicleta.
Junto a su bicicleta, Mario Vazquez, que llegó a Ecuador desde España para ver la carrera de Carapaz junto a sus familiares, aseguró a Efe que el triunfo del carchense es “algo impresionante”.
“Nos ha enseñado a todos los ciclistas a seguir adelante, él va a ser uno de los mejores corredores del mundo”, auguró.
La “Locomotora del Carchi” completó el podio del Giro 2019 con el italiano Vincenzo Nibali (Bahrein) que acabó segundo a 1 minuto y 5 segundos de diferencia, y con el esloveno Primoz Roglic (Jumbo-Visma) que quedó a 2.30 minutos del campeón ecuatoriano.
Verlo subir al podio fue otro de los grandes y emotivos momentos con los que Carapaz arrancó lágrimas a la distancia en Ecuador. Emocionada la gente se abrazaba dando gritos de alegría.
El sonido del himno nacional de Ecuador en Italia retumbó en el corazón de quienes aupaban desde las calles del centro-norte de Quito el esfuerzo de Carapaz.
Precisamente, tras ganar el Giro el ecuatoriano puntualizó que el triunfo es “la recompensa a todos los esfuerzos”.
“No sé qué decir, es un sentimiento único. Creo que para mí es el triunfo más grande que he podido lograr en mi vida. Es la recompensa a todos los esfuerzos y sacrificios”, dijo un emocionado Carapaz, al borde de las lágrimas, al acabar la contrarreloj final de Verona.