Ahora es un estudiante más. La historia de “Nahuel”, un perrito mestizo de más de seis años, es conmovedora, pero tiene un final feliz.
El perrito fue abandonado en una zona donde se estaba construyendo un centro educativo en un sector de la ciudad de Valdivia, en el centro de Chile. Encontró refugio en el edificio en obras, y pronto los trabajadores se encariñaron con él y lo cuidaron.
Cuando las obras concluyeron, todos se fueron, pero “Nahuel” se decidió quedarse, aunque no volvió a estar solo. En el sitio comenzó a funcionar el Instituto Nacional de Capacitación Profesional (INACAP), la institución de educación superior más grande de Chile, y los alumnos que comenzaron a llegar lo adoptaron y lo convirtieron en un estudiante más.
“Entre los profesores se nos ocurrió preocuparnos del cuidado del perrito. Después nos organizamos en un grupo a través de WhatsApp para coordinar las formas de ayudar. Desde el 2017 que lo veíamos jugar por todos lados y hacer una que otra travesura, como botar los basureros o romper una planta”, dijo Viviana Brevil, trabajadora de INACAP, a un medio local.
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“Gracias por cuidarme”
“Nahuel” pasó a ser de todo menos un perrito abandonado. De hecho, estaba muy consentido, pues los estudiantes le daban de comer cada vez que lo veían caminando alegremente por los pasillos, lo que empezó a afectar su salud. “Estaba con un notable sobrepeso. Es que comía de todo; todo lo que no debería comer un perro, lo comía ‘Nahuel’”, relató Brevil.
Ante esta situación, los encargados del INACAP decidieron tomar cartas en el asunto y llevaron a “Nahuel” con un veterinario para hacerle exámenes, ponerle chip y comenzar con una dieta balanceada.
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“Mis padrinos funcionarios están en campaña para que no me alimentes. Estoy iniciando una artrosis y debo bajar de peso. Gracias por cuidarme. Amor perruno para todos mis amigos estudiantes”, se puede leer en un cartel del centro educativo.
“Nosotros queremos mucho a ‘Nahuel’, y no por ser un perrito comunitario tiene por qué estar mal cuidado. Es súper cariñoso y tenemos un nexo muy fuerte con él (…) Nadie programó tener esta mascota, se dio de a poco y hoy no nos imaginamos estar sin él”, continuó Brevil. “Los jóvenes lo cuidan mucho y lo consideramos como un apoyo emocional para ellos”, finalizó.
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