El mundo del deporte vivió un cruce de titanes cuando José Mourinho, uno de los entrenadores más icónicos del fútbol, fue el encargado de entregar el premio de 'pole position' a Max Verstappen tras la clasificación del Gran Premio de Gran Bretaña de Fórmula 1 en el circuito de Silverstone. En un escenario donde la exigencia y el talento se imponen, el neerlandés demostró por qué es considerado uno de los mejores pilotos de su generación, al lograr una vuelta magistral de 1m 24s para quedarse con el primer lugar de salida, superando a competidores como Lando Norris, Lewis Hamilton y George Russell.
La clasificación fue intensa, con los McLaren dominando los tiempos hasta el último momento. Sin embargo, Verstappen, a bordo de su Red Bull y sin contar con el auto más competitivo del día, sacó a relucir su experiencia y temple para arrebatar la pole. Su actuación fue especialmente significativa tras haber abandonado en la primera vuelta del GP de Austria, lo que le dio aún más valor al resultado en suelo británico. Luego de bajarse del monoplaza, Max no solo celebró con sus colegas, sino que se dirigió directamente a Mourinho, quien lo recibió con un apretón de manos y una sonrisa aprobatoria.
Mourinho y su pasión por el automovilismo
El técnico portugués, conocido por su carácter fuerte y su obsesión con el rendimiento, estampó su firma en el trofeo que se otorga al piloto más rápido de la sesión de clasificación. Aunque reconoció la grandeza de Verstappen, Mourinho no ocultó su preferencia por otro veterano de la parrilla: "A mí me gusta más hablar de rendimiento, de calidad, de experiencia, y de una pasión y un amor tremendo a tu profesión", dijo a DAZN el día anterior. Y agregó: "En ese sentido sí que me identifico mucho con Fernando Alonso. Para mí, obviamente siempre llega nuevo talento, pero Fernando es Fernando".
Este cruce entre dos figuras legendarias de disciplinas diferentes dejó un momento inolvidable para los fanáticos. La imagen de Mourinho entregando el reconocimiento a Verstappen unió el mundo del fútbol con el de la Fórmula 1, destacando los valores comunes que comparten ambos deportes: disciplina, pasión y excelencia. Una escena cargada de simbolismo en la que dos "especiales" se encontraron cara a cara en el corazón del automovilismo británico.
