El cardenal Angelo Becciu reavivó la polémica de su histórica condena luego de la muerte de Papa Francisco. El clérigo italiano, que fue sancionado en 2020 por el pontífice, ha expresado su intención de participar en el cónclave que elegirá al nuevo líder de la Iglesia Católica, desafiando así la decisión de su inmediato superior.
A sus 75 años, Becciu ha despertado controversia al reclamar su derecho de participar a pesar de haber sido despojado de sus "derechos y privilegios" como cardenal debido a su implicación en un escándalo financiero que sacudió al Vaticano.
Historial judicial del cardenal Becciu
En 2023, el tribunal penal de la Santa Sede condenó a Becciu a cinco años y medio de prisión por malversación de fondos, fraude y abuso de poder, marcando un precedente en la historia de la Iglesia. Este hecho lo convierte en el primer cardenal en ser sentenciado en un juicio de este tipo. Sin embargo, Becciu mantiene su inocencia y tiene un recurso de apelación activo ante la justicia vaticana.
La controversia actual está centrada en las palabras de Becciu, quien sostiene que la notificación papal de 2020 no contenía una exclusión explícita en su contra en lo que respecta a futuros cónclaves. En múltiples entrevistas con medios italianos, resaltó que "la decisión del Papa no fue clara" en cuanto a su papel como elector.
Becciu ha cuestionado la lista oficial de cardenales electores emitida por la Santa Sede, argumentando que "no tiene ningún valor legal", lo que refleja su determinación de ser parte del proceso decisional en el nuevo cónclave.
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El futuro del cardenal y el cónclave
A pesar de la condena y la retirada de sus derechos, Becciu no fue expulsado del Colegio Cardenalicio. Esto sugiere que podría todavía participar en las discusiones preliminares antes del cónclave. Sin embargo, la decisión sobre su admisión al proceso recae en manos del decano del Colegio Cardenalicio, Giovanni Battista Re, y el cardenal secretario de Estado, Pietro Parolin, quienes tendrán la última palabra en el procedimiento de elección papal.
La controversia en torno a Becciu surge en el contexto de un escándalo que implica una fallida inversión de 400 millones de dólares en un proyecto inmobiliario en Londres. Este intento de convertir un edificio en apartamentos de lujo resultó en pérdidas cercanas a 150 millones. Según los fiscales vaticanos, la adquisición se realizó a un precio inflado y los intermediarios obtuvieron ganancias irregulares debido a la gestión ineficiente de los fondos.
Entre los delitos por los cuales fue condenado, también se encuentra el traspaso irregular de más de 600,000 dólares a Cecilia Marogna, quien fue conocida como asesora de seguridad y cuya función era supuestamente liberar a una monja secuestrada. Sin embargo, se comprobó que estos fondos fueron malversados. Marogna, por su parte, recibió una condena de tres años y nueve meses de prisión.
Asimismo, Becciu enfrentó un cargo por el uso ilícito de 130,000 dólares destinados a una ONG en Cerdeña, lo que reforzó la percepción de irregularidades en el manejo de recursos dentro de la Secretaría de Estado.
El cónclave, un proceso tradicionalmente secreto, ahora se encuentra manchado por escándalos y la desobediencia de figuras como Becciu. Su posible participación en el cónclave podría simbolizar una resistencia a las decisiones papales o generar un peligroso precedente en el convulso panorama del Vaticano.
