Corea del Sur y Estados Unidos iniciaron el lunes sus ejercicios militares anuales conjuntos, mientra el presidente surcoreano, Moon Jae-In, pedía a Pyongyang que no los utilizara como pretexto para perpetuar el “círculo vicioso” de las tensiones.
Decenas de miles de soldados participan en la maniobra militar llamada “Ulchi Freedom Guardian” (UFG). Basada en gran medida en simulaciones por ordenador, estos ejercicios tienen lugar en Corea del Sur y durarán dos semanas.
Los dos aliados presentan estas operaciones como defensivas, pero para Pyongyang representan una repetición provocadora de la invasión de su territorio. Cada año, amenaza con represalias militares.
La operación de 2017 se produce en un contexto de alta tensión y de guerra retórica entre Washington y Pyongyang.
Corea del Norte probó dos misiles balísticos intercontinentales (ICBM) en julio, pareciendo poner a su alcance buena parte del continente americano. Como reacción, el presidente estadounidense, Donald Trump, amenazó con desencadenar “fuego y furia” contra el Norte.
A lo que Pyongyang replicó prometiendo lanzar una salva de misiles cerca del territorio estadounidense de Guam, en el Pacífico. El dirigente norcoreano, Kim Jong-Un, dejó por el momento este proyecto en el aire pero advirtió que su activación solo dependía del comportamiento de Washington.
El presidente Moon señaló que el ejercicio UFG era “puramente defensivo por naturaleza”. Pyongyang no debe, advirtió, “utilizarlo como excusa para provocaciones que agravarían la situación”.
“Corea del Norte debe comprender que sus reiteradas provocaciones obligan a Corea del Sur y Estados Unidos a realizar ejercicios conjuntos, perpetuando el círculo vicioso”, añadió.
– ‘Arrojar leña al fuego’ –
Estas maniobras anuales, que datan de 1976, usan el nombre de un general que defendió el antiguo reino coreano frente al invasor chino.
Unos 50.000 soldados surcoreanos participan en ellas, al igual que 17.500 estadounidenses, lo que representa un descenso en relación a los 25.000 soldados desplegados el año anterior.
La prensa surcoreana informó que Washington contemplaba abandonar su proyecto inicial de desplegar dos portaviones cerca de la península en el marco de este ejercicio.
Pero el jefe del Pentágono, James Mattis, desmintió el domingo que Estados Unidos haya querido calmar a Pyongyang disminuyendo el número de soldados que participan en el UFG.
Su número fue reducido “con la intención de lograr los objetivos del ejercicio”, declaró a la prensa a bordo de un avión con destino a Jordania.
El almirante Harrys Harris, jefe del comando del Pacífico de la Marina estadounidense, llegó el domingo a Corea del Sur para seguir los ejercicios y discutir sobre la amenaza que representan los programas balísticos y nucleares de Corea del Norte.
La víspera, Pyongyang acusó a Washington de “arrojar leña al fuego”.
El diario del partido único en el poder, Rodong Sinmun, advirtió así de la “fase incontrolable de la guerra nuclear”. Estados Unidos “se equivoca más que nunca” si piensa que una guerra “tendría lugar en otro país, lejos de ellos, al otro lado del Pacífico”.