El gobierno de Colombia y el ELN, comprometidos desde febrero en negociaciones de paz, acordaron un cese al fuego bilateral, anunció el lunes la guerrilla en vísperas de la visita del papa Francisco a ese país.
“¡Sí se pudo! Agradecemos a todas y todos quienes apoyaron decididamente los esfuerzos para alcanzar este #CeseAlFuegoBilateral“, indicó la delegación negociadora del ELN a través de su cuenta en Twitter.
La guerrilla dijo en otra de sus cuentas en Twitter que el alto al fuego responde en parte a la visita del pontífice, que apoyó el acuerdo de paz que derivó en el desarme y transformación en partido político de los rebeldes de las FARC.
“Hemos dicho que la visita del Papa Francisco debía ser una motivación extra para acelerar la búsqueda de acuerdos, que tienen como principales destinatarios a las comunidades que padecen las consecuencias lamentables del conflicto”, señaló el ELN.
“Pasados los días de celebración que acompañen la presencia de Francisco en Colombia, seguiremos empeñados avanzar hacia el desescalamiento del conflicto, hasta que la Paz Completa sea una realidad”, añadió.
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El cese al fuego fue acordado en el marco del tercer ciclo de negociaciones de paz que el gobierno del presidente Juan Manuel Santos y el Ejército de Liberación Nacional (ELN) sostienen en Ecuador desde febrero pasado.
La ronda debía concluir el viernes, pero fue extendida en dos ocasiones hasta el lunes.
El gobierno aún no se ha pronunciado sobre el anuncio, pero está prevista una declaración del presidente Juan Manuel Santos a los colombianos.
El gobierno le exige a la guerrilla que renuncie al secuestro, a los atentados contra oleoductos, a la siembra de minas antipersonas y al reclutamiento de menores de edad.
En tanto, el ELN -la última guerrilla activa en Colombia- espera un compromiso por parte del Ejecutivo para detener los asesinatos de líderes sociales a manos de paramilitares.
Con el diálogo de paz con el ELN, el gobierno de Santos espera alcanzar la “paz completa”, tras medio siglo de un cruento conflicto que ha enfrentado a guerrillas, paramilitares y agentes estatales, dejando 260.000 muertos, 60.000 desaparecidos y 7,1 millones de desplazados.