Todo comenzó cuando un día los hijos de Cathy Budde le avisaron a gritos: «¡Mamá, hay una señora haciendo caca en nuestro jardín!». Incrédula salió a la puerta para, efectivamente, comprobar que allí había una mujer con los pantalones por los tobillos, de cuclillas y respondiendo en pleno directo a la llamada de la naturaleza.
«¿En serio? ¿De verdad estás cagando aquí, delante de mis hijos? » fue todo lo que una Cathy incrédula acertó a decirle. «Sí, lo siento», fue todo lo que obtuvo por respuesta. Esto podría haber pasado por una anécdota puntual, bastante desagradable y que denostaba poca vergüenza y educación, sí, pero puntual, si no fuese porque la ‘runner’ empezó a acudir puntual a su cita todas las semanas.
Semana a semana, Cathy encontraba sus deposiciones por el jardín. «Cambió un par de veces sus horas de aparición porque sabía que estaba vigilando», ha declarado la portavoz de la familia afectada. Puso incluso un cartel en la puerta: ‘Por favor, te lo ruego, por favor, para’. De nada sirvió. Así que acudió a la policía, que ha difundido una fotografía que Cathy Budde consiguió sacarle un día a escondidas. «No sé quién es, no sé qué quiere», dice ya más desesperada durante la entrevista, «pero no es normal. Esto simplemente no es normal. Hay un montón de baños públicos a pocas manzanas de nuestra casa. Esto tiene que ser intencionado».
Si la bautizada por la policía, el barrio y los medios de comunicación como ‘Mad Popper’ (La Cagona Loca) tiene algún tipo de trastorno que le ha hecho obsesionarse precisamente con ese jardín o si en realidad su problema para con la familia Budde viene de antes aunque éstos no lo recuerden es una incógnita que sólo se podrá resolver cuando se la encuentre. Tiene a todo el barrio en ascuas.
Debemos admitir que aparte de asqueroso es cómico.