A finales de abril pasado, la terrible señalización de la calle principal de San Miguel Dueñas, Sacatepéquez, se hizo viral.
La empresa encargada realizó un bochornoso trabajo, al pintar la línea amarilla torcida, lo que causó críticas contra la administración municipal.
Un pueblo escocés decidió hacer lo mismo en una carretera, pero con un claro objetivo.
La carretera era un prolongada recta, por lo que decidieron pintar líneas torcidas y curvas, para que los automovilistas se vean obligados a disminuir su velocidad, y no lo conviertan en una pista.
Aunque las señales prohíben circular a más de 50 kilómetros por hora, la comodidad de la vía hace que los conductores superen esa velocidad.
Según un estudio llevado a cabo en la Universidad de Leeds, las marcas curvas en el asfalto contribuyen a reducir la velocidad más incluso que las señales verticales.
En 2014, el ayuntamiento de Wimborne, otra localidad del Reino Unido adoptó una medida similar, pero tuvo que retirar la pintura y pedir disculpas después de que los residentes se quejaran de que las curvas eran demasiado pronunciadas.
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