“¿Sería exagerado introducir en el lenguaje de la cooperación internacional la categoría del amor, conjugada como gratuidad, igualdad de trato, solidaridad, cultura del don, fraternidad, misericordia?”, preguntó Francisco.
“Estas palabras expresan, efectivamente, el contenido práctico del término ‘humanitario’, tan usado en la actividad internacional”, agregó ante un auditorio de diplomáticos.
“Amar a los hermanos, tomando la iniciativa, sin esperar a ser correspondidos, es el principio evangélico que encuentra también expresión en muchas culturas y religiones”, sostuvo Francisco.
“Es menester que la diplomacia y las instituciones multilaterales alimenten y organicen esta capacidad de amar, porque es la vía maestra que garantiza, no sólo la seguridad alimentaria, sino la seguridad humana en su aspecto global”, agregó.
“No podemos actuar sólo si los demás lo hacen, ni limitarnos a tener piedad, porque la piedad se limita a las ayudas de emergencia, mientras que el amor inspira la justicia y es esencial para llevar a cabo un orden social justo entre realidades distintas que aspiran al encuentro recíproco”, argumentó el papa.
“Amar significa contribuir a que cada país aumente la producción y llegue a una autosuficiencia alimentaria. Amar se traduce en pensar en nuevos modelos de desarrollo y de consumo, y en adoptar políticas que no empeoren la situación de las poblaciones menos avanzadas o su dependencia externa”, dijo.
E insistió: “Amar significa no seguir dividiendo a la familia humana entre los que gozan de lo superfluo y los que carecen de lo necesario”.
“Prestemos oído al grito de tantos hermanos nuestros marginados y excluidos: ‘Tengo hambre, soy extranjero, estoy desnudo, enfermo, recluido en un campo de refugiados’, dijo con un tono grave.
Previamente, el papa Francisco había desvelado en la sede de la FAO una escultura sobre el niño sirio Alan Kurdi, hallado muerto en una playa en 2015, que se convirtió en el símbolo del drama de los refugiados en el mar Mediterráneo.
La escultura del artista italiano Luigi Prevedel es una donación del papa Francisco.