“Y prefiero hacer teniendo como prioridad el cálculo humano y no las consecuencias políticas”, dice la funcionaria, que lleva botas de campaña, una gorra con visera y sus características gafas color marfil.
Se sienta un rato en un escalón del parque Luis Muñoz Marín. Saca dos rodajas de pan de su mochila y abre un cuenco en el que lleva una mezcla para sándwiches que unta en el pan.
No se escucha el alboroto típico de un parque. Las fuentes de agua donde jugaban los niños están apagadas. Los columpios están vacíos.
“¿Por qué me daría vergüenza prepararme un sándwich si tengo hambre?”, dice Yulín, como prefiere que la llamen, a la AFP.
La alcaldesa ganó notoriedad cuando reclamó públicamente al presidente Trump por demorar la ayuda a Puerto Rico, que es un territorio estadounidense.
Golpeado por dos huracanes seguidos -Irma dos semanas antes que María, el 20 de septiembre-, Puerto Rico aún batalla con las consecuencias y el 81% de sus 3,4 millones de habitantes sigue sin electricidad.
En su último intercambio de tuits la semana pasada, luego de que Trump amenazara con retirar la ayuda a Puerto Rico, Yulín respondió por Twitter: “No es que usted no entienda; es que es incapaz de cumplir el imperativo moral de ayudar al pueblo de Puerto Rico”.
Su esposo, el psicoanalista Alfredo Carrasquillo, cuenta a la AFP que Yulín “puede ser muy dura cuando hay personas tratando de mancillar la dignidad humana”.
– “Cero tolerancia” –
“Tengo cero tolerancia para la injusticia. No puedo entender cómo una persona es mejor que otra debido a su posición social, el color de su piel o su preferencia sexual. Tenemos que construir una sociedad basada en nuestras diferencias”, dice Yulín en el parque.
Del opositor Partido Popular Democrático (centro derecha), la alcaldesa de 54 años es a menudo apodada “Pitirre”, un ave muy pequeña que se defiende ferozmente de sus predadores.
Sus amistades, consejeros políticos y familiares coinciden en definir a Yulín como una persona espontánea, genuina e inclusiva en su trato con el prójimo.
“El liderazgo y el arrojo que ella tiene es ejemplar. Demuestra quién es haciendo. Y nunca le importa estar en minoría. Siempre lo ha estado, como mujer y hasta como persona de baja estatura”, cuenta Elsa Marín, su amiga de infancia.
Elsa es una de las amigas predilectas de Yulín, de entre un grupo selecto compuesto por cinco mujeres que se hacen llamar Yaya’s Sisterhood y que se han mantenido unidas por más de cuarenta años.
“Nunca hemos discutido. Yulín siempre me recuerda: ‘tú eres la única persona que el 50% de las veces no me dices lo que yo quiero escuchar'”, comenta Elsa a la AFP.
– “Estamos muriendo” –
El cruce de palabras con Trump comenzó cuando Yulín compareció ante la prensa de local e internacional, nueve días después del paso de María, para denunciar que el gobierno federal estaba arrastrando los pies en su respuesta.
“Nos estamos muriendo y nos están matando con su ineficiencia”, imploró Yulín con voz entrecortada. “Les estoy rogando, rogándole a cualquiera que nos escuche para que nos salve de la muerte”.
Trump defendió su gestión al día siguiente acusando a la alcaldesa por Twitter de responder a la agenda de sus rivales demócratas.
De acuerdo al abogado Noel Colón Martínez, uno de sus consejeros políticos, la alcaldesa “en este momento de emergencia despunta como una trabajadora incansable y como la crítica más acertada a la respuesta que ha brindado la administración Trump a esta crisis humanitaria profunda, a la que Estados Unidos no le ha prestado gran atención”.
Luego de destacar como líder estudiantil y estrella deportiva en Puerto Rico, Yulín estudió en la Universidad de Boston y en la Universidad Carnegie Mellon en Pittsburg, Pennsylvania.
Vivió en Estados Unidos doce años y luego volvió a Puerto Rico, donde trabajó en el sector privado antes de comenzar su carrera política.
Fue representante en la Cámara puertorriqueña y, desde 2013, ejerce como alcaldesa.
“Tenemos que celebrar nuestras diferencias basados en la equidad. Con educación para todos, recursos energéticos accesibles y vivienda justa”, reflexiona Yulín.
Y saca su celular para tomar una foto de un arcoíris que se posaba sobre los escombros del parque Luis Muñoz Marín.
