El Tigris serpentea entre las ruinas de Hasankeyf, una ciudad turca por la que pasaron romanos, bizantinos y tribus túrquicas. Pero esta ciudad de al menos 10 mil años de antigüedad quedará sumergida bajo las aguas.
En cuanto hayan terminado las obras de la gigantesca central hidroeléctrica de Ilisu, el río se saldrá de su cauce, borrando del paisaje a Hasankeyf y sus puentes de piedra.
El gobierno ha puesto en marcha un proyecto que suministrará la energía y la irrigación necesarias para el desarrollo del sudeste de Turquía, una zona poblada sobre todo por kurdos y durante mucho tiempo dejada de lado por el gobierno central.
Los monumentos históricos quedarán a resguardo en un lugar seguro tras una mudanza faraónica que recuerda a las llevadas a cabo en los años 1960 en el Alto Egipto por Gamal Abdel Nasser durante la construcción de la presa de Asuán en el Nilo.
Pero para muchos habitantes de Hasankeyf es una calamidad.
“Vamos a intentar luchar todo el tiempo que podamos para impedir la devastación de la belleza y de la historia de esta ciudad de 6.000 habitantes”, afirma Mehmet Emin Aydin, un comerciante local.
Peligro
El proceso de contención del agua, que dará lugar a un lago artificial que a lo largo de los meses engullirá Hasankeyf, comenzará el 31 de diciembre. Por eso la mudanza de los monumentos ya ha empezado.
En una operación espectacular, en mayo, las autoridades desplazaron el mausoleo de Zeynel Bey, construido en el siglo XV en honor a una de las personalidades de la tribu Ak Koyunlu, que por aquel entonces controlaba la Anatolia Oriental.
El convoy necesitó cinco horas para recorrer los dos kilómetros que separan Hasankeyf del nuevo emplazamiento destinado al edificio medieval, un sepulcro cilíndrico cubierto por una cúpula.
Las autoridades esperan que este “parque arqueológico” situado a orillas del futuro lago artificial se convierta en una atracción turística. Pero algunos les reprochan seguir adelante con el proyecto sin preocuparse por salvaguardar la herencia histórica.
La federación europea del patrimonio cultural Europa Nostra denuncia que se hizo “sin consultar suficientemente a las comunidades locales, ni a los expertos” y que, en estas condiciones, los otros monumentos corren “un gran peligro”.
AFP.