Los combatientes kurdos y árabes que componen las FDS se disponían a reconquistar los últimos reductos controlados por decenas de yihadistas extranjeros, en una ciudad casi desierta.
El EI no sólo está acorralado en Raqa, sino también en el resto de sus bastiones en Irak y Siria. Tres años después de su rápido ascenso, el califato que autoproclamó en 2014 se reduce a ojos vistas ante las ofensivas de las fuerzas locales, apoyadas por Estados Unidos o Rusia.
“Las FDS llevan a cabo las batallas más duras” en Raqa, indicó este lunes la portavoz de la ofensiva “Cólera del Éufrates”, Jihan Sheij Ahmed.
Los últimos combates van “a poner fin a la presencia de Dáesh -acrónimo árabe del EI-, lo cual significa que pueden elegir entre rendirse o morir”, añadió.
Unos 300 yihadistas extranjeros siguen en Raqa, donde algunos de ellos se atrincheraron en un estadio y un hospital del centro, según las FDS.
– ‘Aumento de los bombardeos’ –
“Los elementos del EI que permanecen en la ciudad resisten”, dijo Sheij Ahmed, precisando que los últimos sectores en manos del EI “son zonas fortificadas, donde hay muchos campos minados”.
El portavoz de la coalición internacional dirigida por Estados Unidos anunció “un aumento de los bombardeos en apoyo” a las FDS. “Nos preparamos a que los combates en el último sector sean difíciles”, aseguró el coronel Ryand Dillon.
En la madrugada del lunes, la alianza kurdoárabe, que controla el 90% de Raqa, reconquistó el barrio de Al Barid, en el norte de la ciudad.
Un acuerdo entre el Consejo Civil de Raqa, una administración local instaurada por las FDS, había permitido evacuar el sábado a los últimos civiles atrapados en los combates y permitir la salida de los yihadistas sirios.
“Más de 3.000 civiles huyeron el sábado en virtud de un acuerdo y se dirigieron a zonas controladas por las FDS”, declaró Talal Sello, uno de los portavoz de esas fuerzas.
Cerca de 275 yihadistas sirios y sus familias abandonaron Raqa, según el mismo acuerdo, pero de momento se desconocía si se les había permitido desplazarse a otros territorios en manos del EI.
Para Shoreish Halab, un combatientes de las FDS, la última batalla debería ser más sencilla tras la evacuación de los civiles, que el EI utilizaba como escudos humanos.
– ‘Más terror’ –
La coalición internacional se negó a que los yihadistas extranjeros pudieran salir de la ciudad. “La última cosa que queremos es que los combatientes extranjeros sean liberados para poder regresar a sus países de origen y causar más terror”, declaró el domingo el coronel Dillon.
La caída de Raqa supondrá un duro revés para el EI. La ciudad se había convertido en el símbolo de las peores atrocidades de la organización ultrarradical sunita, y se cree que fue allí donde se planearon los atentados cometidos en varios países occidentales en los últimos años.
Si pierde Raqa, el EI apenas conservará en Siria más de la mitad de la provincia oriental de Deir Ezzor, una zona rica en petróleo sobre la frontera con Irak, donde los yihadistas son objeto de dos ofensivas distintas para expulsarlos: una del régimen de Bashar al Asad, apoyado por Rusia, y otra de las FDS, sostenidas por Estados Unidos.