Un día después de que los senadores republicanos Jeff Flake y Bob Corker describieran a Trump como un presidente con un “flagrante desprecio” por la verdad y lo acusaran de “degradar” a la nación, el mandatario arremetió contra ambos en Twitter.
Trump dijo que Flake y Corker, que anunciaron que no buscarían la reelección en 2018, habían decidido renunciar a la política porque no tienen chance de conservar sus bancas.
“La razón por la cual Flake y Corker abandonaron la carrera al Senado es muy simple, no tenían ninguna posibilidad de ser elegidos. ¡Ahora se muestran tan dolidos y heridos!”, tuiteó el presidente.
“Jeff Flake, con una aprobación del 18% en Arizona, dijo ‘muchos de mis colegas se han pronunciado’. Realmente, ¡simplemente me dieron una ovación de pie!”, dijo Trump, horas después de reunirse con legisladores republicanos en el Capitolio.
“La reunión con los senadores republicanos ayer (martes), aparte de Flake y Corker, fue un festival de amor con grandes ovaciones y grandes ideas para Estados Unidos””, agregó.
Muchos republicanos expresan en privado sus graves dudas sobre el desempeño de Trump en el cargo, pero lo siguen apoyando públicamente.
Consideran que su presidencia es la mejor manera de lograr objetivos de larga data del partido, como la reforma fiscal y la reducción del Estado.
La Casa Blanca ha buscado mantener la base del partido centrada en esos objetivos.
“Trabajando duro en la mayor reducción de impuestos en la historia de Estados Unidos. Gran apoyo de muchos lados. Grandes ganadores serán la clase media, los negocios y los TRABAJOS”, escribió Trump el miércoles.
Pero observadores señalan que la influencia de Trump ha generado una división en el partido republicano, en la que los conservadores del ‘establishment’ luchan por frenar el avance del ala más populista y nacionalista del partido.